BOLETIN de la lkea1 Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles ...

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La celebración
«En el Círculo de la Amistad acabó ayer tarde el cursillo de conferencias
que ha consagrado a Góngora y a la literatura hisponoamericana el ilustre ca-
tedrático don Andrés Ovejero.
Fué la conferencia de ayer, en su primera parte, como una a modo de recopilación
esquemática de las cinco conferencias anteriores para enlazarlas con la
dedicada a Góngora y Córdoba, logrando dar así lo que se llamaría la arqui-
tectura de sus conferencias.
A nuestro pesar hemos de dar una somera referencia de la disertación de
ayer. Casi toda ella se consagró a Córdoba y a España. De Córdoba cantó el
señor Ovejero, con elocuencia indescriptible, sus árboles. Entonó un bello
himno al olivo de la Bética, que tiene en su savia la esencia vivificadora del
olivo de Atenas y del olivo de Jerusalén.
Hizo un profundo estudio de la valoración espiritual cordobesa desde la edad
media a nuestros días. Culturas y estéticas romana, árabe, muzárabe, neoclásica,
romántica y actual, las recorrió definidor sublimador, el verbo imponderable
de Ovejero. Acabó su estudio de la caracterización cultural cordobesa asignándole
el más alto designio que se puede asignar a un pueblo; el de tener que
ser él, gloriosamente él, el llamado a elaborar la grandeza que después se
atribuyan los demás hombres de la raza. De la estética del diminutivo, que
plasmó un granadino culterano; y de la del aumentativo o de la hipérbole, descollante
en los sevillanos, nada nos corresponde a nosotros. Somos los mejor
centrados; en un justo medio, sereno y fecundo, hemos alumbrado y habremos
de alumbrar la verdadera estética y la verdadera filosofía.
El señor Ovejero declaró terminantemente en conferencia de ayer que sus
días presentes son de recogimiento, y, que encerrado en sí mismo, ya no volverá
nunca a buscar los votos de los auditorios campesinos; lo que en toda su
vida moceril dió a la política se lo reservaría en lo sucesivo para empeños
culturales.
El numeroso público que llenaba el hermoso salón de actos del Círculo de
la Amistad ovacionó largamente al señor Ovejero, quien en aspiración de
una España mayor pronunció ayer un discurso que recordaba a Córdoba los
deberes que, por imperativos de su gloriosa tradición, no debe olvidar.
El señor Ovejero acabó dando un viva a Góngora y otro viva a España.»
Para festejar la solemnidad de las conferencias pronunciadas
por don Andrés Ovejero, la Real Academia organizó un banquete
en su honor, al que concurrieron, además de los miembros
de la misma, el alcalde de Córdoba y lo más selecto de
la inlelectualidad cordobesa.
Se celebró en el Hotel de España y Francia, y ofreció el