BOLETIN de la lkea1 Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles ...

Crónica del III Centenario de Góngora 297
Ahonda todavía más el señor Salinas en el estudio de las dificultades de
don Luís. La paranomasia o juego de palabras, a lo que era don Luís ardo-
roso aficionado, empleando las palabras atento a su acepción común y a su
acepción especial; y otros elementos estilísticos como la mitología, inspiran al
conferenciante un estudio esclarecedor realmente magistral. Si a esas dificulta-
des formales del estilo de Góngora se añade la densidad de su sentido poé-
tico, muy barroco, se llegará a la acumulación de todas las dificultades. Pero
poesía es cosa sobrehumana, y Góngora es poeta.
Góngora, como vemos, es poeta difícil, pero no incomprensible, como el se-
ñor Salinas nos ha hecho ver. Nos hace ver también las causas que determina-
ron que esas dificultades gongorinas se agigantaran en el tiempo. Malas versio-
nes de sus obras, ardores polémicos de sus enemigos, malos discípulos. Las dificultades
de Góngora se convirtieron, circulan convertidas, en un lugar co-
mún.
En el siglo xix la dificultad acrece. Hasta la ve el mismísimo Menéndez
Pelayo. Comenzó la democratización de la literatura, el menosprecio del libro,
la masa quiere que le sirvan los que terriblemente «puedan ser leidos sin sen_
tir» en alimento de ignorantes, de tediosos y aburridos.
El realismo fué otro gran enemigo de Góngora. El realismo es la descrip-
ción simple de las cosas, tal y como son; Góngora no es eso para fortuna su-
ya y nuestra.
No es la literatura industrial, la que hace el lector del tranvía, entre coda-
zo del vecino y revisión del billete. Góngora es la poesía del recreo reposado,
al que hay que dedicar tiempo y atención, vida y trabajo. Es un poeta para
minorías. Para «la inmensa minoría», como ha dicho Juan Ramón Jiménez, mi-
noría no por exclusión, sino por selección.
Góngora es poeta difícil pero no incompresible.
No dice que tenga que gustar, pero si que tiene que comprender. Se le pue-
de conocer y amarle o no amarle. Canta el refrán que «de gustos no hay
nada escrito». el conferenciante lo diría al contrario: «de gustos ya está escri-
to todo».
Don Pedro Salinas fué aplaudidísimo y felicitado por su brillante diserta
ción, «trabajo científico—habla Sainz Rodríguez—modelo de precisión, sobriedad,
claridad y comprensión.»