BOLETIN de la lkea1 Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles ...

288 La celebración
Don Andrés Ovejero cuya palabra ha hecho el milagro de conmover a la
ciudad enarbolando triunfalmente la bandera poética de uno de sus más ca-
ros ingenios, fue ayer ovacionado y felicitadísimo.»
«Ayer tuvo efecto en el Instituto la cuarta de las conferencias que viene de-
dicando a Góngora el señor Ovejero. «Góngora en el período colonial de la
poesía hispano-americana (Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile). Formación
gongorina del primer poeta argentino». Este fué el tema de la disertación,
Con igual soberano dominio de la expresión que en días anteriores, el se-
ñor Ovejero cautivó ayer al numeroso público que le escuchaba.
No se limitó sólo a estudiar la formación literaria de las cuatro repúblicas
hispano-americanas y a fijar la influencia de Góngora en los poetas indígenas
de principios del siglo XVIII, sino que usando de la briosa elocuencia españo-
lísima que le es peculiar al señor Ovejero, anatematizó el panamericanismo
de los yanquis propulsando fervorosamente por la fusión en un solo conglo-
merado español de los hijos de la Penísula ibérica y los sudamericanos.
Pasó revista el conferenciante a la labor colonizadora de España y definió
su carácter correspondiente a los siglos xvm xv ►m y xviii; el primero conquistas
y violencias inevitables; el segundo magestuoso, encendido, belleza y fe; el ter-
cero científico cultural. Y comienza la «lección de cátedra» que se propone des-
arrollar situando su estudio gongorino, de la influencia gongorina, en Nueva
Granada, conquistada y bautizada por Gonzalo Jiménez de Quesada, acerca de
cuya oriundez cordobesa construye un período que arranca una gran ovación.
Lee textos de los venezolanos Calcano, Arismendi, Brito, y del contemporá_
neo Blanco Fombona, que demuestran el espíritu español de aquel pueblo y la
influencia de Góngora en su formación literaria, a pesar de las extrañas domi-
naciones que padeció y del desdén de España.
Alude a Vasconcelos, continuador de la desmayada idea de estrecharnos
americanos y españoles en abrazo fraternal... Lee a poetas culteranos de Vene-
zuela, Oviedo y Baños entre otros, canónigo de la Catedral de Caracas, en
cuya obra se advierten claras y fuertes las dos maneras gongorinas.
Pasa luego a Colombia y destaca el culteranismo de Hernando Domínguez
Camargo, gongorino en lo bueno y en lo malo.
En el Ecuardor; allí halla a Lorenzo de Cepeda, hermano de Teresa de Ce-
peda y Ahumada, Teresa de Jesús «la mujer más santa y la santa más mujer»,
En el Ecuador examina la producción poética de Jacinto Hevia; determina cua-
les son valores diferenciales entre éste y Góngora, donde se acusa el parentes_