BOLETIN de la lkea1 Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles ...

280 La celebración
Góngora enriqueció con palabras ideadas por él puesto idioma. El persiste
más por la manifestación barroca de su
que esta, en las diversas manifestaciones
aquella persiste y se aviva.
El señor Castejón dedicó entusiásticos
rincon de la provincia de Córdoba, sino
poesia que por la morisca, puesto
de la vida española, está pasando, y
elogios a Priego. No es—dijo—un
el lugar más alto de sus montes.
Situado entre Córdoba y Granada, algo tiene de las dos. Está Priego sobre
el corazón y la cabeza de Córdoba. Así como él ofrenda, con la presencia
de sus mujeres, las mejores flores al homenaje de Góngora, se puede decir
que es todo el pueblo una de las más hermosas flores del solar de Córdoba.
El elocuente discurso del señor Castejón fué muy aplaudido.
Por último, levantose a hablar el poeta don Carlos Valverde. Su presencia
fué acogida con entusiásticos aplausos, que duraron largo rato.
El señor Valverde con simpático gracejo, dijo que el progreso de los tiem-
pos había permitido que por telefonía sin hilos recibiera de las mujeres de
Priego, el encargo de dar las gracias por las galantes frases que los acadé-
micos de Córdoba les habían dirigido.
Agregó que ostentaba la representación de la Academia Malacitana y la
Sociedad Malagueña de Amigos del País.
A continuación leyó una magistral composición poética relativa a Góngora.
Durante largo rato, la concurrencia aclamó al inspirado poeta.
Con esto terminó el acto de homenaje a Góngora celebrado en Priego.
Los comisionados de Córdoba volvieron a la capital a las cinco de la ma-
drugada, muy complacidos de la importancia del acto y muy reconocidos a
las atenciones de que en todo momento fueron objeto en Priego, por parte de
todos.»
CONFERENCIAS DE ESPECIALIZACIÓN
Quiso la Academia de Córdoba congregar con motivo del
Centenario de Góngora, en la patria del poeta, ilustres personalidades
del habla castellana. Antes hemos aludido a algunas de
ellas. Tuvieron lugar cuatro, a cargo de los señores Jaén, Bacarisse,
Salinas y Artigas (éste pronunció dos realmente, si bien
la segunda fué en el ambiente familiar de los académicos), y
un notable cursillo de seis a cargo del señor Ovejero.
La prensa de la capital habló de ellas del siguiente modo: