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En esta unidad se presenta el desarrollo histórico
de Costa Rica desde finales del siglo XVII
hasta la independencia. En esta época se consolidan
el campesinado en el Valle Central y la hacienda
ganadera en el Pacífico Norte. Además surgen
nuevas poblaciones, y, en la región del Caribe, se
da el ciclo del cacao.
1. Mestizaje y aumento de población.
2. Formación del campesinado y nuevas poblaciones
en el Valle Central.
3. El desarrollo de la hacienda ganadera.
4. Cacao y comercio ilícito en Matina.
5. Los reductos indígenas y la sublevación de
Pablo Presbere.
1. Identificar las características biológicas,
económicas y culturales del campesinado,
para valorar uno de los fundamentos de la
sociedad costarricense.
2. Conocer el desarrollo de la ganadería y del
cacao, para apreciar, en la perspectiva histórica,
el desarrollo regional costarricense.
3. Ubicar la rebelión de Pablo Presbere en un
contexto histórico, para entender las motivaciones
de este personaje y su pueblo.
La segunda parte de la Colonia es muy diferente
de la primera, y presenta elementos fundamentales
que se reflejan en el presente. De la Costa
Rica polarizada socialmente, donde una minoría
de conquistadores y sus descendientes explotaba a
la mayoría indígena, se pasa a una sociedad menos
desigual, con un numeroso campesinado mestizo
que da forma a importantes aspectos económicos,
sociales, políticos y culturales de nuestro país.
También es fundamental la regionalización que
surge con el ganado en el Pacífico Norte y el cacao
en Matina.
Durante muchos años, a lo largo del período
conocido como la primera parte de la Colonia solo
existían, en nuestro territorio, las ciudades españolas
de Cartago y Esparza y varios pueblos de indios.
Esta situación cambió durante la segunda parte de
la Colonia, pues aparecieron numerosos poblados
cuyos nombres nos son hoy muy familiares.
¿Cómo surgieron esos nuevos centros de población?
Si los ordenamos en tres grupos, es más
fácil entender su origen.
a) En la parte occidental del Valle Central se
formaron Cubujuquí o Heredia, San José,
Alajuela y Escazú.
En el caso de esos poblados tuvo mucho que
ver el aumento de la población campesina y
el florecimiento de sus chácaras en las tierras
fértiles. Con frecuencia esas gentes se
organizaban y obtenían tierras comunales
para el naciente poblado. A la vez, las tierras
del "común" eran un estímulo para que llegaran
nuevos pobladores.
Influyó también el interés de las autoridades
eclesiásticas para que los vecinos se concentraran
en un lugar donde pudieran oír misa y
cumplir con sus obligaciones religiosas. Por
ello, el núcleo original de esos poblados fue
un modesto oratorio, que luego se convirtió
en ayuda de parroquia y, por último, en parroquia
independiente con un cura encargado
de los bautizos, matrimonios y entierros.
Al principio las poblaciones eran muy humildes,
como se aprecia en la siguiente descripción
de San José que hizo Pedro Agustín
Morel de Santa Cruz, obispo de Nicaragua y
Costa Rica en su visita del año 1751: "Cuatro
leguas al Norte de Aserrí, en un llano
muy ameno, está una población con el diminutivo
de villita, porque ahora se va formando.
Compónese de 11 casas de teja y 15 de
paja, sin formar plaza ni calle. Faltábale
agua y se ha conducido por acequias; la iglesia
es la más estrecha, humilde e indecente
de cuantas vi en aquella provincia; su titular,
San José."