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go, los principios democráticos, el respeto de los diversos
derechos de los seres humanos y el fomento
de los ideales de justicia y solidaridad humanas.
Formulamos el deseo de que este enfoque
despierte en sus estudiantes el interés y el gusto
por la asignatura de los estudios sociales y contribuya
a su formación como seres humanos sensibles
y como ciudadanos activos y responsables.
Tanto el libro de texto (en adelante L.T.) como
el cuaderno de actividades (C.A.) están elaborados
de acuerdo con el enfoque de la asignatura.
En consecuencia, dan prioridad a los procesos históricos,
y no a los hechos, fechas y nombres aislados,
que no logran ser asimilados por los alumnos,
porque no tienen para ellos ningún sentido.
Nuestra propuesta metodológica consiste en
partir siempre de las vivencias de los educandos, para
que estos, con la guía del docente (facilitador del
proceso de aprendizaje), poco a poco sean capaces
de construir el conocimiento. Este procedimiento
tiene la ventaja de motivar a los jóvenes, porque les
permite establecer vínculos con sus propias experiencias.
Además, la relación entre pasado, presente
y futuro surge de una manera fácil, natural.
Los estudiantes descubrirán la gran utilidad de
los estudios sociales, al darse cuenta de que el pasado
les ayuda a comprender el presente, y también
que el pasado se aborda desde el presente y que el futuro
tendrá estrechos vínculos con el pasado.
Establecer esas relaciones se toma más sencillo
si fomentamos el diálogo. El diálogo del docente
con sus estudiantes y de estos entre sí resultará
enriquecedor para todos. Por tanto, proponemos que
se realice trabajo en grupos, y que, después del trabajo
individual, siempre que sea posible, se pongan
en común las experiencias particulares.
La metodología que aquí sugerimos permitirá
desarrollar en los estudiantes el respeto a las
opiniones ajenas, la capacidad de observación, de
reflexión y de crítica y la aptitud para analizar,
plantear y resolver problemas.
Las sugerencias de evaluación parten de lo
expuesto anteriormente. La evaluación debe ser
un proceso continuo en el que se tome en cuenta
el trabajo diario de los estudiantes. Sin embargo,
como de todas maneras tenemos que realizar exámenes,
debemos planeados de manera que fomenten
la reflexión y no la memorización. En las
pruebas escritas y orales los estudiantes deberán
ser capaces de:
destacar legados de determinados períodos o
civilizaciones;
comparar, es decir, establecer semejanzas y
diferencias;
plantear causas y consecuencias;
señalar características;
detectar problemas y plantear posibles
soluciones;
establecer relaciones entre pasado, presente y
futuro;
reconocer períodos, eventos y personas claves.
Más que los test, que fomentan la memorización,
es más apropiado evaluar mediante las preguntas
de desarrollo, o pequeños ensayos sobre un
tema concreto.
Finalmente queremos destacar la necesidad
de insistir en la formación de valores. La solidaridad
humana, el respeto a la diversidad (étnica, de
género, de edad, de pensamiento, cultural, etc), el
respeto a la naturaleza, la protección y el desarrollo
de nuestra herencia histórico-cultural, la participación
democrática, el civismo y la responsabilidad
ciudadana, son valores que debemos fomentar
en los ciudadanos y las ciudadanas del siglo XXI,
por su bien y el de la sociedad.