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Art. 3.- El principio <strong>de</strong> toda soberanía resi<strong>de</strong> esencialmente<br />
en la nación. Ningún individuo ni<br />
corporación pue<strong>de</strong> ejercitar autoridad que<br />
no emane expresamente <strong>de</strong> ella.<br />
Art. 4.- La libertad consiste en po<strong>de</strong>r hacer todo<br />
aquello que no daña a otro: por tanto, el ejercicio<br />
<strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos naturales <strong>de</strong>l hombre<br />
no tiene otros límites que aquellos que aseguran<br />
a los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la sociedad<br />
el goce <strong>de</strong> los mismos <strong>de</strong>rechos. Estos límites<br />
solo pue<strong>de</strong>n ser <strong>de</strong>teminados por la ley.<br />
Art. 5.- La ley no tiene el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> prohibir sino<br />
las acciones nocivas a la sociedad. Todo lo<br />
que no está vedado por la ley no pue<strong>de</strong> ser<br />
impedido y nadie pue<strong>de</strong> ser constreñido a<br />
ejecutar lo que ella no or<strong>de</strong>na.<br />
Art. 6.- La leyes la expresión <strong>de</strong> la voluntad general.<br />
Todos los ciudadanos tienen el <strong>de</strong>recho<br />
<strong>de</strong> concurrir a su formación personalmente o<br />
por representantes. Debe ser la misma para<br />
todos, sea que proteja o sea que castigue. Todos<br />
los ciudadanos, siendo iguales a sus ojos,<br />
son igualmente admisibles a todas las<br />
dignida<strong>de</strong>s, cargos y empleos públicos, según<br />
su capacidad, sin otra distinción que la<br />
<strong>de</strong> su virtud o su talento.<br />
Art. 7.- Ningún hombre pue<strong>de</strong> ser acusado, arrestado<br />
ni <strong>de</strong>tenido sino en los casos <strong>de</strong>terminados<br />
en la ley y con las formalida<strong>de</strong>s prescritas<br />
por ella. Aquellos que soliciten, expidan<br />
o hagan ejecutar ór<strong>de</strong>nes arbitrarias, <strong>de</strong>ben<br />
ser castigados; pero todo ciudadano llamado<br />
o arrestado por la ley <strong>de</strong>be obe<strong>de</strong>cer al instante,<br />
y, si se resiste, se hace culpable.<br />
Art. 8.- La ley no <strong>de</strong>be establecer más penas que<br />
las estricta y evi<strong>de</strong>ntemente necesarias, y<br />
nadie pue<strong>de</strong> ser castigado sino en virtud <strong>de</strong><br />
una ley establecida anteriormente al <strong>de</strong>lito y<br />
legalmente aplicada.<br />
Art. 9.- Debiendo todo hombre presumirse inocente<br />
mientras no sea <strong>de</strong>clarado culpable, si se<br />
juzga indispensable arrestarlo, todo rigor innecesario<br />
para apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> su persona <strong>de</strong>be<br />
ser severamente reprimido por la ley.<br />
Art. 10.- Nadie <strong>de</strong>be ser molestado por sus opiniones,<br />
aunque sean religiosas, con tal que su<br />
manifestación no turbe el or<strong>de</strong>n público establecido<br />
por la ley.<br />
Art. 11.- La libre comunicación <strong>de</strong> las opiniones y<br />
<strong>de</strong> los pareceres es un <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> los más<br />
preciosos <strong>de</strong>l hombre: todo ciudadano pue<strong>de</strong>,<br />
por tanto, hablar, escribir e imprimir libremente,<br />
salvo la responsabilidad por el<br />
abuso <strong>de</strong> esta libertad en los casos <strong>de</strong>terminados<br />
en la ley.<br />
Art. 12.- La garantía <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l hombre y<br />
<strong>de</strong>l ciudadano necesita una fuerza pública;<br />
esta fuerza es, por tanto, instituida en beneficio<br />
<strong>de</strong> todos y no para la utilidad particular<br />
<strong>de</strong> aquellos a quienes es confiada.<br />
Art. 13.- Para el mantenimiento <strong>de</strong> la fuerza y para<br />
los gastos <strong>de</strong> la administración es indispensable<br />
una contribución común, que <strong>de</strong>be<br />
ser repartida entre todos los ciudadanos en<br />
razón <strong>de</strong> sus medios.<br />
Art. 14.- Todos los ciudadanos tienen el <strong>de</strong>recho<br />
<strong>de</strong> comprobar, por sí mismos o mediante sus<br />
representantes, la necesidad <strong>de</strong> la contribución<br />
pública, <strong>de</strong> consentida libremente, seguir<br />
su empleo y <strong>de</strong>terminar la cualidad, la<br />
cuota, el método <strong>de</strong> cobro y la duración.<br />
Art. 15.- La sociedad tiene <strong>de</strong>recho para pedir<br />
cuenta <strong>de</strong> su administración a todos los empleados<br />
públicos.<br />
Art. 16.- Toda sociedad en la cual la garantía <strong>de</strong><br />
los <strong>de</strong>rechos no está asegurada, ni <strong>de</strong>terminada<br />
la separación <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res, carece <strong>de</strong><br />
Constitución.<br />
Art. 17.- Siendo la propiedad un <strong>de</strong>recho inviolabe<br />
y sagrado, nadie pue<strong>de</strong> ser privado <strong>de</strong> ella sino<br />
cuando la necesidad pública, legalmente<br />
justificada, lo exija evi<strong>de</strong>ntemente y a condición<br />
<strong>de</strong> una justa y previa in<strong>de</strong>mnización."<br />
París, 26 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1789<br />
EL DESCONTENTO CRIOLLO:<br />
CARTA DE JAMAICA<br />
(Fragmento)<br />
"Se nos vejaba con una conducta que, a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> privamos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos que nos correspondían,<br />
nos <strong>de</strong>jaba en una especie <strong>de</strong> infancia<br />
permanente con respecto a las transacciones públicas.<br />
Si hubiésemos siquiera manejado nuestros<br />
asuntos domésticos en nuestra administración inte-