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la Meseta Central, estaba muy poco poblada cuando
se logró la independencia, y la introducción del
grano se asoció con una colonización agrícola primaria.
A medida que la densa vegetación natural
fue desapareciendo, se estableció una econoIlÚa diversificada,
tanto en fincas pequeñas como en propiedades
de dimensiones medianas. El café era importante,
pero no fue el cultivo que predominó. La
colonización de los valles del Reventazón y del Turrialba
a fines del siglo fue consecuencia de la conclusión
del ferrocarril al Atlántico en 1890. En
igual forma que la región Alajuela-San Ramón, el
café fue uno de los cultivos más importantes que
reemplazó a la vegetación natural, pero esos dos
valles constituían la única región donde el grano se
producía principalmente en grandes haciendas,
junto con caña de azúcar y bananos. En 1935, por
lo tanto, a pesar de que el café era un factor dominante
en el paisaje a través de todo el Valle Central,
el impacto geográfico de este producto era complejo,
y mostraba una considerable variación regional."
(Carolyn Hall, El café y el desarrollo histórico-geográfico
de Costa Rica, 1976, p. 71-72.)
EL CAFÉ Y LA COLONIZACIÓN AGRíCOLA DE
COSTA RICA
"Entre los años de 1830 y 1845, antes de que
se construyera el camino de carretas, un grupo de
pioneros se sintió atraído por las tierras altas al
oeste de Alajuela buscando una ruta a través de la
Cordillera Central hacia el valle de San Carlos y el
río San Juan. Hay varias referencias en cuanto a
esos primeros asentamientos al oeste de Alajuela, y
a la adquisición por parte de algunos pioneros de
enormes áreas de tierras baldías para su propiedad
privada. Judas Tadeo Corrales, de San José, delimitó
una propiedad, por ejemplo, en Naranjo de Poás
en 1835; en Grecia se estableció otro pequeño asentamiento
alrededor de una ermita construida en
1838; el presbítero Francisco Pérez, ciudadano de
Alajuela, denunció treinta y cinco caballerías de
tierra cerca de la actual ciudad de San Ramón en
1842. Probablemente se deforestó poca extensión
como resultado de estos asentamientos y denuncios
de tierra. Los procedimientos, sin embargo,
por los cuales el paisaje de la región entre los can-
tones de Alajuela y San Ramón gradualmente iba a
transformarse después de la apertura del camino de
carretas, eran ya aparentes en esta temprana época.
La emigración hacia esta región desde la Meseta
Central, consistió en familias individuales, o en pequeños
grupos de familias, principalmente de campesinos.
No colonizaron la tierra moviéndose gradualmente
hacia el oeste desde la ciudad de Alajuela,
sino que establecIeron varios centros de población
inicialmente aislados y distantes. Desde
cada uno de estos, la colonización se extendió gradual
y simultáneamente en todas direcciones, igual
que pasaba en el siglo XVIII, cuando la mayor parte
del oeste de la Meseta Central fue colonizada
desde tres núcleos de asentamientos: Heredia, San
José y Alajuela.
Durante la década de 1840, en la zona a que
nos venimos refiriendo, los inmigrantes empezaron
a deforestar pequeñas áreas para cultivar alimentos
básicos. Existen relatos bastante detallados
de cómo se llevó a cabo este proceso en los valles
de Palmares y San Ramón, a unos cuarenta kilómetros
al oeste del pueblo de Alajuela. Los recién
llegados traían consigo cerdos, gallinas y algunas
fanegas de maíz y frijoles. Todos los inmigrantes
unieron sus fuerzas para construir casas de madera.
Una vez que algunos lotes fueron deforestados
y cultivados con alimentos básicos, la primera
plantación comercial que se hizo fue la del tabaco,
a pesar de que las regulaciones del gobierno restringían
su cultivo y venta. Fue la acusación de estar
implicado en el contrabando de tabaco lo que
condujo a un agricultor de Palmares, don Antonio
Alvarez, a abandonar sus cultivos allí, y a buscar
un terreno más alejado, donde pudiera cultivado,
al otro lado de los cerros, en el valle vecino de San
Ramón. Otros colonos gradualmente siguieron a
Alvarez, a este valle. En 1844, el Presidente don
José María Alfaro, un alajuelense, concedió al nuevo
asentamiento una legua cuadrada de tierras baldías.
El hermano del Presidente, don Florentino, se
fue a la región para buscar un pedazo de tierra fértil
para delinear la Legua, y para supervisar la distribución
de las tierras. Se construyó un núcleo de
asentamiento, con plaza e iglesia. Cada colono recibió
dentro de la Legua una manzana de tierra para
cultivar, y otra para pastos. Al principio, San Ramón
también fue una comunidad de finqueros que