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También a las autoridades civiles les interesaba
que los habitantes, en vez de estar dispersos
por los montes, se concentraran para
vivir en sociedad y cumplir con las leyes.
Por eso, a veces amenazaban a los vecinos
con quemarles las casas si no construían morada
en las nuevas poblaciones.
b) En el Pacífico Norte surgieron las poblaciones
de Bagaces, Cañas, Santa Cruz, Guanacaste
(Liberia) y Puntarenas.
En el caso de Puntarenas fueron determinantes
las exportaciones de tabaco a Nicaragua,
y en el origen de las otras poblaciones influyó
el desarrollo de las actividades ganaderas.
Varios poblados aparecieron en la ruta
que lleva a Nicaragua. Guanacaste (llamada
desde el año 1854 Liberia) ocupó un lugar
estratégico en el cruce de los caminos que
vienen de la península de Nicoya y del interior
de Costa Rica.
c) El tercer grupo de pueblos se formó con indígenas
que los españoles sacaron de Talamanca.
Así aparecieron Tres Ríos, en la parte
occidental del Valle Central, y Térraba, en
el Pacífico Sur.
A diferencia de la sociedad indohispana,
propia de la primera Costa Rica colonial, y de muchas
sociedades de América que existen aún en
nuestros días, en la época que estudiamos no existió
la polarización económica, es decir, no se presentaron
enormes contrastes entre los campesinos
más ricos y los más pobres.
Lo anterior no significa que se diera una utópica
e idílica igualdad. Son claras las diferencias
entre los mismos campesinos, a quienes podemos
ubicar en tres niveles de fortuna, de acuerdo con los
bienes que poseían y sus actividades económicas.
a) Los más pobres tenían pocas tierras, criaban
gallinas y cultivaban maíz, frijoles, plátanos
y otros productos necesarios para subsistir.
Con frecuencia trabajaban como jornaleros
en otras propiedades.
b) Otros campesinos tenían tierras suficientes
para cultivar no solo lo necesario para subsis-
tir sino también algo de caña de azúcar y
otros productos para la venta. Tenían también
algún ganado y, a veces, su propio trapiche.
c) El grupo más acomodado estaba formado
por campesinos con mucha tierra y mucho
ganado, dedicados a cultivar caña de azúcar,
tabaco, ajos y otros productos comerciales.
Contrataban jornaleros para las tareas del
campo, y tenían trapiches para moler su propia
caña de azúcar y para vender ese servicio
a otros campesinos menos acomodados.
La caña de azúcar era uno de los principales
cultivos de los campesinos. Se desarrolló mucho
durante el siglo XVIII, sobre todo en el Valle Occidental.
En los trapiches se producía dulce o panela,
a partir del cual se elaboraban, tanto la tradicional
y deliciosa agua dulce, como el dañino guaro de
caña o aguardiente, cuyo consumo ha sido siempre
motivo de preocupación.
El dulce se convirtió en un importante producto
de exportación a fines del siglo XVIII y durante
la primera mitad del siglo XIX.
En la madrugada del día escogido para moler,
los apreciados y bien adiestrados bueyes "trapicheros"
iniciaban su interminable rutina alrededor
de los cilindros de madera que molían la caña.
Seguía luego el lento trabajo de hervir en la
"paila" el jugo de caña, y de eliminar la superficial
"cachaza", que había recogido las impurezas gracias
a la acción del "mozote".
Cuando el jugo alcanzaba su "punto", la sustancia
con textura de caramelo se pasaba a las "canoas"
de madera. Ahí, al rato de "sobar" la miel, esta
se convertía en dulce, al cual se le daba forma de
cono y era conocido como "pan de azúcar". Mucho
después apareció el molde en forma de cono truncado
que dio origen a nuestra "tapa de dulce".
Como en nuestros días, en esa lejana época
las "melcochas" y el "sobado" hacían las delicias
de chicos y grandes.