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desaparecía: al generar una capa de pequeños capitalistas
y un sector de labriegos pobres y asalariados,
cavó su propia sepultura."
"La estructura social del Valle Central, tras
1830, denota el impacto de la diferenciación campesina:
en la cima, una burguesía, dueña de los mayores
cafetales, controlaba el crédito, el comercio
exterior y el beneficiado húmedo; en la base, una
capa de labriegos de ínfima fortuna, producía café
y víveres al por menor y laboraba en lo ajeno; entre
una y otra, un modesto empresariado, dependiente
en lo financiero, tecnológico y comercial
del mayorista, explotaba al vecino falto de tierra,
fuente de mano de obra, al que abastecía de efectos
y metálico."
"El balance de fuerzas sociales existente en
1821 bloqueaba la expropiación brutal del labrador
y consentía su mejora material; después de 1850,
sin embargo, la burguesía prosperó cada vez más:
al concertar y centralizar el capital, desposeía a un
sector del campesinado. La diferenciación social,
al definir la inserción básica del productor directo
en el mercado -venta de café y víveres o de fuerza
de trabajo-, determinó la forma principal en que lo
explotó el capitalista: el intercambio desigual o la
extracción de plusvalía.
¿Peones? ¿Expropiación del labrador? El
capitalismo que despuntó en el Valle Central a partir
de 1830 no aniquiló de golpe la pequeña explotación.
La expansión del café -en el inicio limitada
a San José- entrañó, sin duda, cambios decisivos
en la tecnología agrícola, la disciplina laboral,
el crédito, la extracción del excedente, la infraestructura
y el comercio exterior del país; pero no supuso
una proletarización masiva, completa y temprana
del productor directo. La unidad familiar,
dueña de tierra insuficiente y afectada por sobrantes
de mano de obra, fue la abastecedora básica de
fuerza de trabajo -asalariada-, indispensable para
atender los plantíos extensos, beneficiar el fruto y
transportarlo al puerto."
"El Valle Central, después del café, ya no
fue el que antes era. El auge económico vitalizó, de
manera decisiva, los mercados de tierra, crédito y
fuerza de trabajo. La urdidumbre solidaria y con-
suetudinaria, imperante en la aldea, fue víctima de
la capitalización del agro. El labrador rico, aspirante
-en un futuro cercano- a patrón, encontró en la
familia campesina, dueña de una parcela insuficiente,
la mano de obra que precisaba para explotar
el territorio que poseía; en tanto que el productor
directo, empujado por la fragmentación del
suelo y atraído por la frontera agrícola abierta, vistió
el traje del emigrante y el pionero."
"La economía nacional, que despuntó entre
1830 y 1850, se fundó en la diferenciación espacial
y en el tráfico entre un paraje y otro: en el valle del
Río Grande, EspaJ1Zay Guanacaste, el latifundio y
la ganadería extensiva; en Matina, el cacao; en Alajuela,
especialmente en el noroeste de la provincia,
las reses, los bueyes, el maíz y la madera; en los
Montes del Aguacate, la minería; en Cartago, el
maíz y las verduras; en Heredia, el maíz y el azúcar;
en San José, cabeza del país, fuente crediticia,
capital del comercio y centro político, el café, producto
de exportación dinamizador del mercado interno
y eje de la urdidumbre." (Iván Molina Jiménez,
Costa Rica (1800-1850). El legado colonial
y la génesis del capitalismo, 1991, p. 125, 272,
233, 276, 278-279, 285, 301.)
LA EXPANSIÓN GEOGRÁFICA DEL CAFÉ EN
COSTA RICA
"La expansión del cultivo en el Valle Central,
desde un punto de vista geográfico, puede a su
vez dividirse en tres partes. La Meseta Central, la
región Alajuela-San Ramón y los valles del Reventazón
y Turrialba fueron las que se desarrollaron
como regiones cafetaleras durante diferentes períodos
históricos, y la contribución de este cultivo al
paisaje en cada una de estas tres regiones fue bastante
distinta. En la Meseta Central, la principal
área de asentamiento colonial, el café empezó a
sustituir al pasto y al cultivo de los alimentos básicos,
desde los años de 1840 en adelante, hasta que,
a fines del siglo, la fuente de exportación de Costa
Rica era casi un monocultivo, en el corazón del
país. La mayoría de la fincas cafetaleras de la Meseta
Central eran pequeñas propiedades campesinas.
La región Alajuela-San Ramón, al contrario de