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<strong>de</strong>z, Diputado Secretario. -Por tanto EJECÚ-<br />
TESE. San José agosto treinta y uno <strong>de</strong> mil<br />
ochocientos cuarenta y ocho. -José María<br />
Castro. -Al Ministro <strong>de</strong> relaciones y gobernación<br />
Señor Don Jo<strong>aquí</strong>n Bernardo Calvo".<br />
(Carlos Melén<strong>de</strong>z, Documentos fundamentales<br />
<strong>de</strong>l siglo XIX, 1978, p. 242-243.)<br />
RAZONES DE LA DECLARACIÓN<br />
DE LA REPÚBLICA<br />
"Acaso se dirá que es indiferente la enunciada<br />
variación <strong>de</strong> nombre, supuesto que las cosas<br />
quedan como estaban; mas será fácil respon<strong>de</strong>r,<br />
que, aun cuando las voces Estado y República sean<br />
casi sinónimas en la aceptación académica y común,<br />
sin embargo, en las relaciones diplomáticas,<br />
don<strong>de</strong> tanto se respetan los nombres y las fórmulas,<br />
y don<strong>de</strong> algunas gravísimas pequeñeces suelen<br />
ser <strong>de</strong> mucha trascen<strong>de</strong>ncia, el sustantivo República<br />
se adapta más a las negociaciones que el nombre<br />
genérico <strong>de</strong> Estado, con el cual se <strong>de</strong>nominan<br />
hasta las comarcas que, no pudiendo representar<br />
por sí, viven bajo la <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> otros. Es pues,<br />
<strong>de</strong> suma importancia para las relaciones trasatlánticas<br />
el nuevo nombre que se ha dado Costa Rica,<br />
aunque no lo sea, como no lo es para los estados<br />
hermanos, ni para su régimen interior, don<strong>de</strong> tales<br />
nombres, articulados o escritos, se pronuncian o<br />
leen <strong>de</strong>sapercibidos.<br />
Acaso se dirá también, que no había necesidad<br />
<strong>de</strong> que Costa Rica celebrase tratados públicos<br />
con otras naciones, ni <strong>de</strong> que representase por sí<br />
misma sus <strong>de</strong>rechos y sus obigaciones; pero esto<br />
sería absurdo, o, por lo menos un error manifiesto:<br />
porque <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber vivido en una situación<br />
incierta en el largo período <strong>de</strong> diez años, no había<br />
<strong>de</strong>recho, ni razón plausible, para esperar que continuase<br />
viviendo in<strong>de</strong>finidamente en la misma situación.<br />
A<strong>de</strong>más, todo pueblo in<strong>de</strong>pendiente y soberano<br />
que tiene relaciones <strong>de</strong> amistad y comercio<br />
con los otros pueblos está obligado, por necesidad<br />
y conveniencia, a celebrar con ellos pactos indispensables,<br />
ya para favorecer su propia industria, ya<br />
para establecer las reglas a que tanto él como los<br />
otros <strong>de</strong>ben sujetarse, pues <strong>de</strong>biéndose los unos a<br />
los otros la responsabilidad <strong>de</strong> su conducta, cum-<br />
pIe a todos el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> reconocerse y respetarse.<br />
Ahora bien: toda la responsabilidad presupone<br />
obligaciones o <strong>de</strong>beres, así como estos presuponen<br />
<strong>de</strong>rechos. Si pues, Costa Rica es responsable<br />
<strong>de</strong> su conducta a las <strong>de</strong>más naciones, porque<br />
tiene el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> ser justa para con los gobiernos y<br />
súbditos <strong>de</strong> ellos, tiene también el <strong>de</strong>recho (y lo<br />
que más todavía, la necesidad imperiosa) <strong>de</strong> arreglar<br />
sus relaciones exteriores para no verse expuesta<br />
a continuas exigencias, o a reclamaciones infundadas,<br />
y <strong>de</strong> arreglarlas especialmente en todo lo<br />
que concierna a <strong>de</strong>rechos imperfectos que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n,<br />
por <strong>de</strong>cido así, <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> los gobiernos.<br />
Tal <strong>de</strong>recho presupone también autoridad,<br />
porque no se pue<strong>de</strong> ejercer ningún <strong>de</strong>recho sin la<br />
autoridad y medio suficientes. Esta autoridad y<br />
medios, en <strong>de</strong>recho público, son los llamados inherentes<br />
a la soberanía <strong>de</strong> un pueblo que tiene personalidad.<br />
Costa Rica tiene personalidad y está en<br />
ejercicio <strong>de</strong> su soberanía, por lo cual es responsable<br />
<strong>de</strong> su conducta a las <strong>de</strong>más naciones: luego se<br />
<strong>de</strong>duce la consecuencia <strong>de</strong> que ella ha podido y <strong>de</strong>bido<br />
variar su nombre en conformidad <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos,<br />
para cumplir con sus <strong>de</strong>beres. Y también ha<br />
podido, y pue<strong>de</strong> en lo sucesivo, hacer todo lo <strong>de</strong>más<br />
que le convenga para existir y prosperar, con<br />
tal que no salga <strong>de</strong> la esfera <strong>de</strong> lo que es lícito y<br />
permitido a las Naciones. Así Costa Rica, habiéndose<br />
limitado a solo variar su nombre, ha procedido<br />
con mo<strong>de</strong>ración, y nadie pue<strong>de</strong> censurar justamente,<br />
al mismo tiempo que se ha dado lo que necesita<br />
para vivir racionalmente y para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>sarrollar<br />
los gérmenes fecundos que encierra en su<br />
seno <strong>de</strong> comodidad y riqueza. Con su extensión territorial<br />
igualo mayor a la <strong>de</strong> Bélgica y Holanda, a<br />
la <strong>de</strong> Suiza y Portugal, con tierras vírgenes y feraces<br />
que brindan en un mismo espacio los pingües<br />
frutos tropicales y los <strong>de</strong> la zona templada, con<br />
puertos cómodos e inmediatos en el Pacífico y<br />
Atlántico, ¿qué le falta para ser feliz? Consolidar<br />
la paz y el or<strong>de</strong>n social, cimentar los hábitos <strong>de</strong><br />
obediencia a las leyes y a los magistrados; y profesar<br />
el casi infalible dogma <strong>de</strong> que la industria y el<br />
trabajo, no las guerras y revoluciones, hacen la dicha<br />
<strong>de</strong> los pueblos. Si así sucediese, como lo esperamos,<br />
la existencia <strong>de</strong> Costa Rica, que fue antes<br />
una realidad problemática, será <strong>de</strong> hoy más una<br />
realidad verda<strong>de</strong>ra, digna <strong>de</strong> la historia; y su nom-