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1. Costa Rica de 1823 a 1848.
2. La Guerra de la Liga.
3. La dictadura de Braulio Carrillo.
4. La fundación de la república.
Sección B
Hacia la fundación de la república
1. Reconocer el papel del localismo en los conflictos
del período, para comprender el proceso
de centralización política como elemento
básico de la formación del Estado en
Costa Rica.
2. Describir la dictadura de Braulio Carrillo,
para valorar su papel en la formación del Estado
en Costa Rica.
3. Identificar los factores claves que llevaron
a la fundación de la república en 1848, para
comprender la importancia de esta decisión
en la historia de la formación de nuestra
nacionalidad.
El tema principal de esta sección es el proceso
de centralización política, es decir, de formación
del Estado, que vivió Costa Rica entre 1823 y 1848.
Ese proceso, dirigido por la ciudad de San José, fue
una continua lucha contra el localismo. Por eso, en
los conflictos políticos y militares de este período,
la escogencia de la capital fue el tema álgido. En
esa fase hubo tres cortas guerras civiles y una dictadura
progresista, pero arbitraria, situaciones que
pusieron a prueba la capacidad de Costa Rica para
recuperar la paz, el orden y la legalidad.
No obstante, en comparación con los otros
países del istmo, Costa Rica tuvo menos dificultades
para formar su Estado, ya que no pasó por una
larga etapa de anarquía y de guerras civiles. Este
éxito se explica, en parte, por el temprano inicio de
la producción de café en los alrededores de la ciudad
de San José.
La definición territorial, la separación de la
Federación y el triunfo de la centralización política
sobre el localismo sentaron las bases para la
fundación de la república en 1848.
A continuación transcribimos una serie de
fragmentos de obras de historiadores y de fuentes
históricas relativas a la temática.
"Esta guerra civil ha sido llamada en nuestra
historia la Guerra de la Liga, por haberse unido las
ciudades de Cartago, Heredia y Alajuela para combatir
a la de San José.
Como causas de esta guerra tenemos las siguientes:
derogación de la famosa Ley de la Ambulancia,
que disponía que la capital del Estado estaría
sucesivamente, y por un tiempo determinado,
en las cuatro ciudades principales del Estado; establecimiento
de la capital en el Llano del Murciélago,
hoy San Juan de Tibás, lo que equivalía a reforzar
la supremacía de la ciudad de San José sobre
las otras ciudades; supresión de la contribución del
diezmo, que fue reemplazada por otra directa sobre
toda la propiedad de diez manzanas o más (esta
fue una ley de la corta administración de don Manuel
Femández); y, finalmente, la supresión de varios
días de fiesta religiosa. Tales leyes produjeron
mucho disgusto en algunos sectores y, las dos últimas,
por adversarIas abiertamente, causaron la intervención
del clero en estos sucesos políticos. El
movimiento estalló en Cartago en la noche del 26
de setiembre, contra los supremos poderes del Estado
y contra la Constitución; se desconoció a don
Braulio Carrillo como Jefe de Estado, y se proclamó
en su lugar a don Nicolás Ulloa. Ya en los días