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Diario Jorge Fox - Instituto ALMA

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236 DIARIO DE JORGE FOX<br />

ente, en Sedberg, celebramos una reunión muy buena; mientras iban<br />

los condestables a la reunión de Ana Audlands para ver si me<br />

encontrarían. Así fue como, por la mano y el poder del Señor,<br />

escapé a su trampa.<br />

Fui a Derwentwater, en Northumberland, donde celebramos una<br />

gloriosa reunión. Allí vino a hablarme, una mujer anciana, para<br />

decirme que su marido seguía en su amor por mí, y que lo<br />

recordaría por el apodo del "robusto viejo blanco" por el que yo<br />

solía llamarlo. Me dijo que tenía él, ciento veintidós años, y que<br />

hubiese venido a la reunión de no tener empleados todos sus<br />

caballos en algún trabajo urgente. Supe después que este hombre<br />

aun había vivido algunos años más.<br />

Cuando hube visitado a los Amigos, por aquellos lugares, y se<br />

asentaron ellos en Cristo, su Fundación, fui a casa del viejo Tomas<br />

Bewley, en Cumberland, pasando antes por Northumberland. Los<br />

Amigos vinieron a visitarme y me preguntaron si había ido allí<br />

por ganas de ir a la prisión; porque, en aquel entonces, había gran<br />

persecución en aquella región. No obstante, celebré una reunión<br />

general, en casa de Tomas Bewley, que fue bella y numerosa; y el<br />

poder del Señor fue sobre todos.<br />

Eran tan ardientes los deseos de los magistrados de incitar a la<br />

persecución, por aquellos lugares, que algunos ofrecieron cinco<br />

chelines, y otros hasta un noble por día, a quien prendiera a los que<br />

hablaban en las reuniones de los Cuáqueros. Pero como, en<br />

aquellos días, se celebraban las sesiones del tribunal, los hombres,<br />

que así habían alquilado, estaban en las sesiones para cobrar sus<br />

salarios; y por esta razón todas nuestras reuniones se celebraban en<br />

paz.<br />

De Pardshaw-Crag fuimos a Westmoreland y de paso fuimos<br />

a ver a Hugo Tickell, cerca de Keswick, y a Tomas Laythes,<br />

adonde vinieron a vernos los Amigos, teniendo una buena<br />

oportunidad de pasar juntos bellos momentos. Una noche,<br />

fuimos a casa de Francisco Benson, en Westmoreland, que<br />

vivía cerca de la casa del magistrado Fleming. Este magistrado<br />

Fleming, estaba, en aquel tiempo, enfurecido con los Amigos y<br />

conmigo en particular, de tal manera, que según me dijo<br />

Francisco Benson, no hacía mucho que, en las sesiones publicas<br />

del tribunal, en Kendal, había prometido cinco libras a quien<br />

me cogiera. Y parece ser que, cuando me dirigía a la casa de<br />

este Amigo, me encontré con un hombre que venía del tribunal,<br />

a quien le habían ofrecido las cinco libras si me cogía, el cual

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