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alimentos distribuidos, especialmente en las proximidades del parto y tanto más cuanto más elevado sea su
potencial lechero. Es la razón por ¡a cual se ha establecido un sistema de estimación de la palatabilidad de los
alimentos, con una escala de 0 a 100, a partir de los resultados de tests de preferencia (MORAND-FEHR,
HERVIEU et CORNIAUX 1989 no publicado). De esta forma es posible reducir ios riesgos de que las
cabras rechacen una mezcla de alimentos concentrados.
2, Fuentes úe celulosa
Las cabras tienen la reputación de explotar mal las praderas naturales o artificiales (MASSON et al 1991).
Los niveles de ingestión son muy variables entre los animales de un día para otro. MASSON et al (1991)
obtuvieron una ingestión media de 75,7 g de SS/kg P 0 ' 75 durante toda una estación en pradera artificial
utilizando un hilo eléctrico desplazado a diario. En una pradera natural bien llevada en zona mediterránea,
resultados recientes indican también que las ingestiones pueden ser aceptables (FEDELE et al 1993) e
incluso que las producciones pueden sobrepasar los 900 kg de leche al año con 0,6 kg de concentrados
diarios, es decir más que en "pastoreo cero" (zero-grazing) (VAN QUACKEBEKE et al 1996). Por tanto,
parece posible obtener excelentes resultados lecheros explotando kis cabras de leche en un pasto de muy
buena calidad y limitando el aporte de alimentos concentrados para optimizar la utilización de la hierba
pastada.
En comedero o en "pastoreo cero" (zero-grazing), las cabras pueden consumir hasta 80 y 90 g SS de hierba
por kg P 0,75 y las cabras Alpina o Saanen pueden cubrir una producción de 2 a 3 kg de leche (DE SIMIANE
et al 1981). Las cabras prefieren las leguminosas, en especial la alfalfa, y entre las gramíneas, el ray-grass
italiano parece el más ingestible (MASSON et al 1991, DE SIMIANE et al 1981, MASSON et HÁGALA).
El nivel de ingestión del forraje en "pastoreo cero" se eleva a medida que el contenido en sustancia seca va
aumentando hasta llegar al 16-18% (DE SMIANE et al 1981). Por último, un aporte de alimentos
concentrados hasta un máximo de 600-800 g no disminuye la cantidad de forraje verde ingerido, pero
sobrepasado ese umbral, el coeficiente de sustitución Forraje-Concentrado se acerca rápidamente a 1.
Tanto en pastoreo como en "pastoreo cero" el exceso de alimentos concentrados o un contenido proteico de
los concentrados demasiado elevado con relación a las necesidades, no mejoran la producción láctea e
incluso a veces tienden a disminuirla (RUBINO et al 1995). Los umbrales a partir de los cuales los aportes de
alimentos concentrados son ineficaces dependen del potencial lechero de los animales.
El empleo de heno o ensilado en caprinos ya ha sido descrito (DE SMIANE et al 1981, MASSON et al
1991). MORAND-FEHR et al (1987c) observaron que los forrajes secos cubrían por lo general una
producción lechera menor que los forrajes verdes correspondientes; por ejemplo, el heno de alfalfa sólo cubre
la producción de 1 a 2,5 kg de leche mientras que la alfalfa en verde puede cubrir con facilidad de 2 a 3 kg de
leche. Como ocurre con los forrajes en verde, una complcmentación excesiva o un contenido proteico de los
concentrados demasiado elevado no mejoran la producción (BADAMANA et al 1990).
Se pueden distribuir a Las cabras los forrajes conservados en pacas redondas con envoltura plástica. Pero si
son ingeridos en cantidades importantes pueden ocasionar accidentes digestivos (acidosis...) por una falta de
fibrosidad que se explica por el reblandecimiento de la fibra y por la gran velocidad con que son ingeridos.
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