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165<br />
individuos adultos de 6 especies de árboles<br />
del dosel, en un período de 16 años (1984-<br />
2000), estuvo negativamente correlacionado<br />
con el promedio anual de la temperatura<br />
mínima diaria y con la liberación de CO 2<br />
a la atmósfera por parte de los ecosistemas<br />
tropicales terrestres. Este resultado es consistente<br />
con otros que indican una reducción<br />
en la producción primaria neta de los<br />
bosques tropicales en años calientes durantes<br />
las últimas dos décadas. Los autores<br />
sugieren que sus resultados son congruentes<br />
con otros estudios que demuestran que<br />
el aumento de la temperatura provoca que<br />
la tasa de respiración sea mayor que la tasa<br />
de fotosíntesis, reduciéndose la producción<br />
primaria neta.<br />
c) Nubes, Monteverde y el Corredor Biológico<br />
Centroamericano<br />
Las nubes de Monteverde parecen estar<br />
desapareciendo. La razón principal es la<br />
deforestación pero no en los bosques nubosos<br />
de Monteverde, sino en las tierras bajas, lo<br />
cual está generando un fuerte impacto en<br />
las nubes de Monteverde. No basta entonces<br />
con la conservación de bosques en esta<br />
región. Los estudios de Lawton et al. (2001)<br />
sugieren que el uso de la tierra en zonas bajas<br />
tiene serios impactos en los ecosistemas de<br />
las montañas adyacentes. Apoyado también<br />
por Nair et al. (2006) y Zeng et al. (2006),<br />
estos autores sugieren que la deforestación<br />
tropical y cambios asociados en el uso de la<br />
tierra, pueden alterar las características de la<br />
atmósfera, lo cual influye en la formación de<br />
nubes en la estación seca con implicaciones<br />
muy serias en las montañas adyacentes.<br />
La reducción de humedad es lo que pudo<br />
haber influenciado la desaparición del sapo<br />
dorado y puede estar afectando con certeza<br />
las poblaciones de anfibios en general en<br />
bosques nubosos.<br />
Ray et al. (2006), apoyados por otros autores<br />
como Welch et al., 2005, analizaron que el<br />
éxito de la iniciativa del Corredor Biológico<br />
Mesoamericano (CBM) dependerá en parte<br />
de la habilidad de conectar corredores que<br />
provean hábitat adecuados para la permanencia<br />
de algunas poblaciones de especies<br />
y el movimiento migratorio de otras. Idealmente<br />
esta conexión a través de corredores<br />
podría contener poblaciones que originalmente<br />
han estado presentes en el sitio particular,<br />
sin embargo, la mayoría de estos corredores<br />
propuestos en esta iniciativa, no poseen<br />
sus bosques originales, sino más bien,<br />
están ocupados por paisajes agrícolas con<br />
tierras degradadas. Por lo tanto, el establecimiento<br />
de corredores exitosos dependerá de<br />
la regeneración de bosques.<br />
d) Zonas de Vida<br />
Enquist (2002) realizó un análisis sobre el<br />
efecto del cambio climático en la distribución<br />
de las 19 zonas de vida de Holdridge<br />
presentes en Costa Rica. Para este análisis<br />
utilizó diferentes modelos del cambio climático<br />
en los cuales aumentó la temperatura y<br />
simultáneamente incrementó o disminuyó la<br />
precipitación. Los resultados sugieren que<br />
las zonas de vida localizadas en elevaciones<br />
altas podrían ser más sensitivas a incrementos<br />
en temperatura que a los cambios en la<br />
precipitación, mientras que aquellas en elevaciones<br />
bajas podrían ser más susceptibles<br />
a los cambios en las precipitaciones. Estos<br />
resultados concuerdan con los encontrados<br />
por Karmalkar et al. (2008) usando escenarios<br />
de cambio climático para los bosques<br />
montanos de Costa Rica.<br />
En un escenario con temperatura y humedad<br />
extremas, Enquist (2002) encontró una reducción<br />
en el número de las zonas de vida de<br />
Holdridge. Esta autora también incluyó datos<br />
sobre inventarios de especies de árboles en<br />
Capítulo 5