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Cómo convivir con adolescentes - TresW

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Ser yo, ser padre.Principalmente por dos motivos:el primero tiene que ver <strong>con</strong> elvertiginoso avance tecnológico alque estamos asistiendo a partirde los últimos años del siglo XX.Dicho avance sin precedentesha hecho aumentar de manera<strong>con</strong>siderable las diferencias entrepadres e hijos.Ignasi de Bofarull, en su artículo“Nuestros hijos y las nuevas tecnologías”lleva estas diferenciastecnológicas al extremo:“Si no profundizamos lo suficiente,podemos caer en lo que ya sedenomina en algunos estudioscomo “ciberfractura” generacional.Es decir: el crecimiento de un abismogeneracional que supone quenuestros hijos no nos entiendanporque no hablamos su idioma.Un abismo que señala que nosabemos por dónde van, qué lesinteresa ni qué les pasa por lacabeza.”El segundo motivo está relacionadosin duda <strong>con</strong> el tipo de educaciónrecibida por los padres.Como decíamos anteriormente, elproblema en la educación denuestros hijos venía cuando lospadres nos posicionábamos enlos extremos. Los múltiples cambiosque ha experimentado la sociedaden las últimas décadas, sinduda, han traído <strong>con</strong>sigo una nuevamanera de educar. El hecho devivir en una sociedad de bienestar,una mayor renta per cápita, etc.,implica que los padres permanezcanfuera de casa muchas horaspor motivos de trabajo. Los hijosen tanto, en el mejor de los casos,crecen siendo carne de extraescolares,cuando no permanecensolos en casa hasta altas horasde la tarde que empiezan a llegarsus padres: los llamados “niñosllave”.Bien, pues este hecho de no pasardemasiado tiempo <strong>con</strong> los hijos,<strong>con</strong> su correspondiente grado deautoculpabilización unido a un intentopor no ejercer la disciplina deuna forma tan autoritaria como viohacer a su padre, podría desembocaren un exceso de permisividadque daría pié a la crianzade niños caprichosos, <strong>adolescentes</strong>rebeldes y <strong>con</strong>secuentemente,adultos insatisfechos.Evitarlo es una tarea exigente, requierefirmeza y sobre todo unagran dosis de <strong>con</strong>stancia, y prestaratención a los pequeños detallesdel día a día. ¿Cómo enfrenta mihijo los problemas?, ¿en cuántasocasiones le doy lo que me pideaunque <strong>con</strong>sidere que no es lomás oportuno?, ¿le suelo permitircomportamientos indebidos por notener problemas <strong>con</strong> él?, etc., sonalgunas cuestiones que nos puedensurgir.Educar no siempre es fácil. Muchospadres de <strong>adolescentes</strong> comentanen los cursos la <strong>con</strong>veniencia decambiar el pan que dicen traer loshijos debajo del brazo por un manualde instrucciones. Afortunadamentela personalidad humana estan rica que no tendría cabida enningún manual del mundo.La educación de un hijo es una “labor”diaria, como dormir o comer.Si un día se come mal no pasa nada,lo importante es la <strong>con</strong>tinuidad.Recuerde que para crear un buenhábito nunca es tarde. Aunque suhijo ya no sea un niño y usted sesienta “mayor”, todavía hay muchotiempo, ¿o acaso no es hoy elprimer día del resto de sus vidas?30

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