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Scherzo. Núm. 46

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JAZZcuyo programa semanal, y ahora terriblementenocturno, jazz entre amigostuvo la oportunidad de grabar 45 minutosde la música exquisita que produceeste dúo inédito. Apenas se contabacon dos horas para realizar el siemprecomplicado trabajo ante las cámaras, ycierto nerviosismo se hizo notar en elequipo técnico cuando Paul Bley, dentrode la cordialidad y ía educación quele caracterizan, montó el número al cualnos tiene acostumbrados a los que leconocemos. Tal vez para ganar el tiemponecesario para la reflexión suelebuscar los pretextos menos ortodoxosde retrasar las grabaciones. Célebresson sus quejas maniáticas que le muestrana este canadiense aparentementetan tranquilo, como un perfecto excéntricocon rasgos de sádico y de cínicoque no dejan de fascinar.Esta vez hubo un sinfín de problemasabsolutamente imprevisibles con la banquetadel piano que no tenía la alturaadecuada. Ante la posibilidad de desmontarlas ruedas de los pies del pesadoinstrumento se buscaron hastamedia docena de guías telefónicas queno sirvieron de nada. Todos los intentosde satisfacer las exigencias del músicoresultaron vanos, hasta que alguientuvo la feliz idea de montar una caja decerveza encima de la silla y cubrirla conuna tela negra. Mientras tanto Konitzhabla estado ensayando en solitario,armado de una gran paciencia .Contodo el mundo al borde de un ataquede nervios, se pudo iniciar la grabaciónque luego, claro está, se realizó con unafacilidad asombrosa.El piano era un Bechstein que, segúnBley, 'tiene un sonido sobrecogedorque te hace arrepentirte de tu juventud".Y exactamente así fue la música.Después de sendas improvisacionestotalmente libres -Konitz sobre su propiacomposición Round & Round &Round, Bley sobre Porgy de GeorgeGershwin- los dos músicos unieron susvoces en una maravillosa andadura portemas tales como Svveet & Lovety, AllThe Things You Are, Whot's New y, cómono, otra vez Lover Man. Programa másfácil y, si me apuran, tampoco mejor noha grabado jazz entre amigos en sus casiseis años de existencia. Sus huéspedeseran en esta ocasión dos auténticosgenios que, aparte de ser incapaces decometer un solo error, siempre logransorprender positivamente, El fruto detanto esfuerzo se podrá contemplar yescuchar dentro de pocas semanas.¡Que nadie con auténtico interés por lamúsica creativa se lo pierda!Lee Konitz, en Madnd....Las horas emocionantes pasadas enaquel estudio permitieron cimentar unaya antigua amistad con dos de las personalidadesmás fascinantes que conocemosdentro del mundillo jazzístico. Esde esperar que este insólito encuentroen España conduzca en breve a la grabacióndel CD que nos haría a todosaún más felices. A este nivel la fórmuladel dúo resulta idónea. No olvidemosque la discografla de Lee Konitz es yarica en experiencias similares. Uno desus discos más famosos, de 1967, seintitula precisamente Duets (MilestoneVDJ-I57I E) e incluye una serie de citasdel gran solista con músicos como elpianista Dick Katz, el guitarrista Jim Hall,el saxofonlsta Joe Henderson y el trompetistaRay Nance. Más tarde grabómano a mano con los pianistas MartialSola!, Andrew Hill y Michel Petrucciani.el trombonista Albert Mangelsdorff, loscontrabajistas Red Mitchell y Nieis-HenningOrsted Pedersen entre muchosotros. Los dúos de Paul Bley son igualmentefamosos, y entre sus colaboradorespodemos mencionar el batería PaulMotian, el contrabajista Gary Peacock yel vibrafonista Gary Burton con quiengrabó hace escasas semanas un CO enCopenhague que a buen seguro causarásensación cuando se edite a principiosdel próximo otoño.Y es que la música más pura nacecuando los grandes poetas se reúnen asolas...Ebbe TrabergSCHEBZO 109

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