DISCOSpunto de que el Tadzio de esta versiónlírica de la novela de Thomas Mann esun personaje interpretado por un bailarín,genial traducción de la adolescentefigura también muda del novelista deLübeck y que de manera tan decisiva ysorprendente supo reflejar en imágenescinematográficas Luchino Visconti en lapersona del actor sueco Bjom Andresen.Por cierto, Visconti y Britten trabajaronen sus respectivas adaptaciones más omenos al mismo tiempo y sin que aparentementehubiera nada parecido aespionaje industrial. La película de Viscontise estrenó en 1971, dos años antes quela ópera de Britten.La cantata Fedra, a la que nos referíamosal principio, que acompaña a laópera más reciente de esta muestra decuatro, es estricta contemporánea de Lamuerte en Venecia, y su carácter ¡Iricodramáticoes evidente, como buenmonólogo estricto que es {y ya hemosseñalado cuánto de monólogo hay en laúltima ópera de Britten). El emparejamientoen un doble álbum de Fedra y Laviolación de Lucrecia supone una especiede cierre del circulo en que parece dibujarseel itinerario estético de Brittencomo dramaturgo: la lejanía entre Lucrecioy Fedra se convierte en cercanía envirtud de su destacada categoría comoheroínas-víctimas de la antigüedad.Cuatro registros de referenciaLa estética de Britten en el teatro eslo suficientemente abierta y asequible,con la adecuada dosis de canto, expresividad,sentido del tiempo y de lo puramenteescénico como para no producirleterror a los operófilos habituales, quese limitan a unos cuantos títulos y, sobretodo, a la presencia de divos elevados ala categoría de mitos. El hecho de queno se aterrorice demasiado no quieredecir que el operista medio (no típico,pues éste tiene curiosidad, atrevimientoy. a veces, no se deja dar gato por liebre),busque obras como i as de Brittenni las diferencie demasiado, a la hora deno acudir al teatro, de las aportacionesde la vanguardia más exigente.Lógicamente, todo esto son razonespara que cada título operístico de Brittenhaya sido grabado una vez tan sólo, conexcepciones como Peter Grimes y Lavuelta de tuerca (Philips y Colin Davis seatrevieron con una segunda versión deambas): Pero tal vez hay una razón depeso para que nadie se atreva asi comoasí a grabar de nuevo obras como losotros tres títulos que acompañan a laadaptación de la novela de James. Estarazón puede ser la perfección que tantoen el nivel técnico como interpretativoalcanzaron las grabaciones de Brittenpara Decca Para el gran público el atractivode La violación de Lucrecia es sin ningúngénero de dudas menor que el delas obras que han merecido repetición,pero es que además es difícil superar aesa Janet Baker en su mejor momento(se trata de una grabación de 1970),secundada por Heather Harper y PeterPears en su ejemplar cometido de coroindividual,si se me permite la aparenteparadoja, y Ben|amin Luxon y John Shirley-Quirken los enfrentados generalesromanos. Se trata, como puede verse, deun registro tardío de una obra que fueestrenada veintitrés años antes nadamenos que por Kathleen Ferrier Lasprestaciones vocales del reparto reseñadoson muy adecuadas, pero sería tal veznecesario advertir que la linea de cadapapel nada tiene que ver con el cantohabitúa! de la ópera tradicional (se tratade cometidos esencialmente distanciados,con una especie de constante puestaen cuestión del dramatismo tanto enpersonajes como en situaciones), sin quepor eso desaparezca el canto, ni muchomenos.La violación de Lucrecio es adaptaciónde una pieza teatral (André Obey,1934), y la estricta dramaturgia no suponeespeciales drficuHades, al margen de laorigiralísima y aportadera traducción linca.El caso de La vuelta de tuerca es muydiferente, ya que se trata de una espléndidaadaptación de un relato cuyo sentidoradica en la ambigüedad, la polisemia,la sugerencia, elementos difíciles de daren cualquiera de los medios dramáticos(el teatro, la ópera, el cine). Lógicamente,la versión operística no puede evitarla carnalidad, la presencia de los personajes,incluso se atreve a presentar a losdos espectros, Quint y Miss Jessel, en lanovela teñidos por lo impreciso de laevocación. Recordemos lo bien que loconsiguieron Jack Clayton y TrumanCapote, por su parte, en la película Theinnocents (suspense, en España), de 1961.Tanto la película como la ópera loresuelven todo con media docena depersonajes, incluidos los aparecidos, si notenemos en cuenta el tenor del prólogo,a cargo del mismo cantante que asumeel papel de Quint Ese reparto tan brevey ajustado y la logradtsima ambientación(interior, cerrada, aislada) dan el caráctercamerístico de ópera tan singular. Destacaen ella con justicia Jennifer Vyvyan,soprano que conoce perfectamente elmundo de Britten. con quien ha colaboradoen otras óperas. Es el mismo casode Joan Cross, una britteniana de primerahora. El enfrentamiento entre ambas(institutriz y Mrs. Grose, respectivamente),es uno de los puntales de esta realización.El otro es el de! triángulo del que74 SCHERZO
DISCOSMrs. Grose parece excluida: tnstitutri*-niños-espectros. Vyvyan realiza unamagistral construcción de su personaje apartir de esas dos relaciones: la realidadseca de Mrs. Grose y la lucha contra elmal y la defensa de los niños (o, si seprefiere, contra los productos de su acaloradafantasía, opción que resulta evidenteen el film de Clayton). El repartoes exactamente el mismo del estrenoveneciano, y la grabación es su consecuenciainmediata.Ya dijimos en aquella apretada introduccióndel número 24 que Britten nuncarepetía tema. Con El sueño de una nochede verano acude nuestro compositor almundo de la fantasía feérica shakesperianavista por el prisma de la época dePurcell, autor que conocía muy bien yque interpretó e incluso grabó. El papelde Oberon. además, está pensado paraAlfred Deller, gran intérprete de Purcell.Esta maravillosa ópera (maravillosa porsu trama y por sus méritos), constituyeuno de los mayores logros fonográficosde la discografta de Britten (no en vanoes una producción del ya mítico JohnCulshaw, controvertido productor quese conocía la aguja de navegar). Grabadaseis años después de su estreno enAldeburgh, el reparto sólo conserva algunosnombres del cast original (falta, porBRITTEN: Phaeáo |anet Baker. English ChamberOrchutra. nir: Steuart Bedford. "The 'Cpe oíLucelia janet Baker (Lucrecia). Benjamín linón(Tarquinlul), John Shirley-Quirk (collatlnul).Petar Pean (coro masculino), Heather Harper(toro femenino) Engliih Chamber Orchestra.Direccion: Ben|amin Brinen. Productores. RjyMinshull (ambas) y Miníale Woolcock (Luceoa).Ingeniero): John Duokertey (Phiedra). KennethWilkmson y Jims Lock (Lucrena). Grabaciones;Atl Saims'. Petercham. mano de 1977 (Phaedn)y The Maltings. Siape, |ulio de (970. DECCA(London). 425 666-2 (2 CU). Duncionei: I5'24"(Phaedra) y 10772' (LutretU).BRITTEN: The un c( tf« sc/ew Jennifer Vm»(the Govemeu}. Joan CroB (Mrs. Grose). DavidHemmlnji (Miles), Olive Dyer (Flora). PeterP«ars (thc Prologue y Quiñi), Arda Mandikian(Miss Jessel). English Opera Group Orchestra.Director: Benjamín Bricten. Sin Indicación deproductor», ingenieros o lugar de grabación.Gritado en 1954. DECCA (Londor,). 425 672-2(2 CD)t DuriCFÓn: I05W. ADD monoaural.BRITTEN: A Mtdsummer Nigbt's D'mm AlfredDeller (Oberon). Ellabeth Harwood (T/ona).Stephen Teiry (Puck), John Shlrley-Wuirk fTr*-MUJ). Helen Wim (Hippolyta). Peter Pean(Lpander). Choír* oi Downsiüe and EmanuelSchools. London Symphony Orcfieitra. Dirección-Benjamín Britten. Productor |otin Cubhaw.Grabación: Walthamitow Auembl/ Hall, Londres,1966. DECCA (London). AIS 663-1 (2CO) Duración: 144'12". ADD.BRITTEN: Deolfi m Venice Pcter Peiri (Aschen*b&ch), John SMrley-Quirk (varios cometrdoi).James Bowman (voi de Apolo). Kennvth Bowen(portero del SotBl). Con otroj papeles a cargode miembro* del Engliih Opera Group. EnglishChamber Orchescra. Dirección: Steuart Be*ord.Productores: Hay MinshuH y Richard Beswick.Ingenieros: Kenneth Wilklnion y James Lock.Grabación: The Maldngs. Snapt. abril de 1974.D€CCA (London). 42S bt.S-2 (2 CD). Duncion:\4¥\r.AD0.ejemplo, jennifer Vyvyan. que estrenó elpapel de Titania), Se trata de una obrade amplio reparto en la que no hay protagonistasexclusivos, en la que son suficientesunas voces de calidad sin demandasextraordinarias y una batuta hábilmenteconcertadora de un conjuntovivaz con ese difícil equilibrio teatral queprecisa la comedia. Britten y sus cantanteslo aseguran en un registro que daplena respuesta a las demandas de fantasía,ensueño, sugestión e irrealidad deesta obra maestraY terminamos con Muerte en Venecio,la única de estas cuatro óperas no dirigidapor el propio Britten, que es sustituidopor uno de sus colaboradores másíntimos, Steuart Bedford, con bastantefortuna a pesar de las dificultades de unapartitura donde la orquesta tienemomentos en solitario bastante comprometidos.La obra tiene multitud de personajes(unos cantan y otros bailan),pero el peso fundamental está en eltenor (Aschenbach), en una serie demonólogos punteados con diversos diálogoscon personajes episódicos queasume siempre el mismo barítono (unviajero, un viejo verde, un gondolero, unbarbero, un músico callejero, etc.). Enambos cometidos, Peter Pears y johnShirley-Quirfc realizan una auténtica proeza.Él primero por la asombrosa construcciónlírico-dramática de un personajeriquísimo más que complejo, desbordantede un mundo interior que requiere unamplio despliegue de matices. Y elsegundo por la necesaria versatilidadpara la sugerencia de cada uno de lostipos que le son encomendados.En resumen; cuatro referencias (sóloLo vue'ta de tuerca tiene competenciacon otra grabación, muy afortunada y deexcelente sonido, llevada además avídeo-disco, la firmada por Colin Davis),de otras tantas óperas de especialimportancia en el mundo de la lírica denuestro siglo. Absolutamente recomendablespara los interesados en esemundo. Lo mismo que en la primerareseña dedicada a otros títulos teatralesde Britten, podríamos hacer una recomendaciónespecial entre los cuatro títulos:si allí destacábamos 6i//y Budd. aquien sólo quisiera adquirir uno de aquellosálbumes, en este caso dudaríamosentre La vuelta de tuerca y El suefío deuna noche de verano. Tal vez, desgarrándosenosel corazón, optaríamos por laprimera. En cualquier caso, la secciónOpera del sigío XX le dedicaremos algúndía una atención especial a esa genialadaptación de la novela de Henry james.Santiago Martín BermúdezSCHERZO 75