Sobre el niño retraído: otro estado del yo apropiado, además del niño sumiso y el niño rebelde 323cambio, por ejemplo, es frecuente que elllamado Pequeño Profesor aparezca comouna subforma funcional del Niño Adaptado,lo cual es un error que también se repite,en algún caso incluso favorecido por partede algún destacado teórico del AT (porejemplo, Kahler, 1974). Y es que, desde mipunto de vista, el Pequeño Profesor es unacontribución estructural del cerebro racional(el substrato neurológico de la neopsique),que está presente en todas las manifestacionesfuncionales del estado del yo Niño(incluso, por ejemplo, en las a veces sutilesestrategias de sumisión del Niño Sumiso),pero que en sí mismo no es una forma funcional.Y estas sobresimplificaciones y erroresuceden en presentaciones del AT supuestamentesegún los cánones, pues luego estánlas presentaciones que claramente sealejan de estos, como la que excluye completamenteal enfoque funcional de los estadosdel yo; me refiero en particular al llamado modelo del Adulto Integrado/Integrador(Erskine, 1988; Gobes, 1993; Trautmany Erskine, 1999).No sé cómo ha podido influir en la aceptación del concepto de aislamiento y deNiño Aislado el haber elegido estos términos,pero es obvio que su realidad teórica ypráctica sigue siendo, salvo excepciones,poco tomada en cuenta. Y el hecho es quedesde que escribí el primer artículo sobreel tema hasta la actualidad han sucedidocosas en Análisis Transaccional, algunasde las cuales pienso que en nada han favorecido,ya no sólo tomar suficientemente ecuenta el Niño Retraído, sino incluso, quetodavía es más grave, dar al modelo funcionalde los estados del yo el lugar que lecorresponde en la teoría y práctica del AT.Y estas son las cosas que me propongoanalizar en la primera parte de este artículopor su posible repercusión, presentandoademás en la segunda parte una descripciónde las subformas funcionales del Niño,así como de la utilidad positiva del NiñoRetraído.PARTE ILOS ESTADOS DEL YO SON REALES,NO METÁFORAS REIFICADASLa primera vez que leí que los estadosdel yo no eran reales sino sólo metáforas(Gobes, 1990) y que además estabansiendo “reificadas” (Loria, 1990, 2003), noconocía aún este último término y temíque estaba pasando algo grave con losestados del yo, pensando incluso que talvez yo estaba contribuyendo a ello pese ami trabajo de clarificación sobre los mismos.Y mi preocupación fue a peor cuandoademás me enteré de que se estabacayendo en “hipostatizar” los estados delyo, que después supe que es análogo a lode reificar.¿Y qué es reificar o hipostatizar? Estotérminos –que yo fantaseo como de “dictameninquisitorio” y que tienden a confundirmás que a aclarar– se refieren al procesoresultado por el que un concepto abstracto,hipotético o metafórico, pasa erróneamentea ser considerado teniendo una existenciareal, ya sea como una cosa o como unaentidad, antropomorfizada o no. Respecta la primera posibilidad, viene a ser lo quese entiende por “cosificar”, en el sentido d“convertir a la condición de cosa aquelloque no lo es”.Pero quienes piensan que los estadosdel yo sólo son metáforas y que además,en el peor de los casos, son metáforas reificadas, están perjudicando al Análisis Transaccional,no sólo alejándolo totalmente delenfoque inicial y de lo que fue durante muchosaños, sino “desustanciándolo”, es decir,privándolo de su singularidad y potenciacomo modelo teórico y práctico. Unabuena síntesis del pensamiento original deBerne la encuentro en la replica de Lapworth(1991) a Loria:Más que ser el AT ‘una teoría basada enmetáforas y reificaciones’ (Loria, 1990, pág152), lo veo como una teoría basada en larealidad observable y vivencial (fenomenoló-Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 59, Año 2008
324 Jordi Oller Vallejogica), descrita con diagramas y con términosmetafóricos y coloquiales (pág. 116).Además, el hecho de pensar que losestados del yo son sólo metáforas eficacespero sin realidad, dado que implicaun descuento de su significado, imposibilitael poder avanzar en su investigaciónpara fundamentarlos no sólo de maneraempírica y fenomenológica, sino basadaen los hallazgos neurológicos de la neurociencia,cuyas contribuciones recientementevengo relacionando con los estadosdel yo y sus funciones (Oller Vallejo,2004a). Desde luego, los términos de Padre,Adulto y Niño son metafóricos y coloquiales,aludiendo a contenidos históricobiográficosde la persona y siendo sólotérminos que a Berne le interesó utilizar yresaltar a efectos de la terapia. Sin embargo,aún siendo muy importante, setrata sólo del modelo histórico-biográficode los estados del yo, en el que el Padrees un Padre Introyectado o Yo Introyectadoy el Niño un Niño Regresivo o Yo Regresivo.Pero los términos de Padre, Adulto yNiño no implican todo lo que los estadosdel yo abarcan desde el punto de vista funcional,ya se trate de los de primer ordencomo los de segundo orden, en los cualesse distinguen funciones al servicio de sobreviviry vivir, tal como he descrito en variosartículos (Oller Vallejo, 2001, 2002). Ylas funciones tampoco son metáforas reificadas ni simples roles, sino que cuando están“vinculadas” al yo –que no siempre loestán– es cuando se les llama propiamenteestados del yo. Así, en el modelo funcionalde primer orden distingo los siguientes estadosdel yo: el Padre Cuidador, el AdultoIndividuador y el Niño Cuidado, o simplemente,eliminando lo metafórico y las connotacioneshistóricas, el Yo Cuidador, el YoIndividuador y el Yo Cuidado (fig. 1), quson formas operativas reales y no reificaciones. Desde luego, “reales” como sonreales las manifestaciones y contenidospsicológicos de la psique.Figura 1:Los tres estados del yo funcionalesde primer orden.Desde otro punto de vista, si utilizamos ladefinición de Berne (1972/1974) de los estados del yo como: “sistemas coherentes depensamiento y sentimiento manifestados porlos correspondientes patrones de conducta”(págs. 25-26), me estoy refiriendo a sistemafuncionales reales que tienen una fundamentaciónpsicológica y neurológica (Oller Vallejo,2001, 2004). Y la persona, con su yo, “utiliza”estos diferentes sistemas para “moverse” funcionalmentepor las cambiantes circunstanciasde su vivir, según sus necesidades.EL ENFOQUE INTEGRATIVOY SU REPERCUSIÓNActualmente abundan variedad de lasdenominadas psicoterapias integrativas,cada una con su propia “mezcla” en cuantoa los enfoques que integran, dependiendodel interés, orientación y propósito de suscreadores, que, de hecho, en principio sonlos que realmente actúan integradoramente.Y desde luego, sea cual sea la “mezcla”,sólo es “una” de entre las muchas “mezclas”posibles, perteneciendo todas ellas ala clase conceptual denominada “psicoterapiaintegrativa”, nombre que ninguna puedeatribuirse en exclusiva.Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 59, Año 2008
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