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2º semestre - Año XXVI - aespat

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Sobre el niño retraído: otro estado del yo apropiado, además del niño sumiso y el niño rebelde 331luego, la rabia es sólo la manifestación extremade este sistema, pues también puedemanifestarse simplemente enfado). Otro investigador(Adams, 1979) ha propuesto losque llama sistema defensivo, sistema ofensivoy sistema de la sumisión, pero Panksepp(citado por Adams, 1979) piensa que estospueden llegar a explicarse por los sistemasde la rabia y del miedo que él propone. Desdeluego, siguiendo a Adams, los sistemasdefensivo y ofensivo intervendrían en la dinámicafuncional de contra-apego del NiñoRebelde, mientras que obviamente el sistemade la sumisión lo haría en la dinámica deapego del Niño Sumiso.En cuanto al Niño Retraído, en su dinámicafuncional subcorticalmente intervieneel sistema de separación-distrés, facilitandolos sentimientos depresivos y las conductasde desánimo, laxitud, apatía, etc., quese viven en las situaciones de indefensióny de pérdida más o menos transitorias opermanentes. Anteriormente he descritoeste sistema formando parte del sistemadel apego filial, junto con el sistema deconfort afectivo, el cual –este último– en lafunción del Niño Retraído está inhibido, demanera que neurológicamente todo funcionapara “retraerse” del apego y del contraapego,no encontrando “ventajas” en ellosy favoreciendo desapegarse.Finalmente, en la dinámica funcional delNiño Libre intervienen, por una parte, el sistemadel juego lúdico y, por otra parte, losprimeros desarrollos del sistema buscadorexplorador,facilitando un autodescubrimientoindividuador movido por lo emocionaly relativamente libre del apego, perosólo relativamente. De hecho, la función delNiño Libre necesita aún de una base segura(Bowlby, 1988) a partir de la cual poderejercerla la persona con seguridad.Las subformas del Niño cuidadoy su componente emocionalDesde un punto de vista emocional, encada subforma funcional del Niño Cuidadosubyace o se evidencia alguna emociónprimaria que domina en ella. Así, laalegría, la tristeza y el enfado, dominanrespectivamente en el Niño Libre, el NiñoAislado y el Niño Rebelde, mientras queen el Niño Sumiso dominan el afecto y elmiedo. Estas emociones primarias estánreguladas principalmente por el sistemalímbico, manifestándose a un nivel máscomplejo, regulado principalmente por elneocórtex, respectivamente como lo quepuede denominarse felicidad, depresión,agresividad, amor –un tipo primitivo deamor– y ansiedad.Pero desde luego, aunque alguna emociónen particular domina en cada formafuncional, las otras emociones coexistenfuncionalmente dentro de ella (Gormly yGormly, 1984). Así, por ejemplo, la funcióndel Niño Sumiso lleva a la persona a buscarapegarse con afecto para evitar el miedoy la ansiedad de separación (Bowlby,1980), recibiendo así cuidados para sobrevivir.Si su propósito es frustrado, vivirá enfadoy protesta de separación (Bowlby,1980). Y si finalmente hay privación deapego y de los cuidados que necesita, lapersona se sentira triste y vivirá un procesode duelo. Pero si recibe lo que necesita, sesentirá alegre. Y por tanto, el posible afecto,miedo, enfado, tristeza o alegría, tienenlugar dentro de la propia función del NiñoSumiso.Sin embargo, por ejemplo, el enfadoque acompaña la protesta de separaciónque una persona puede expresar con suNiño Sumiso contra una figura cuidadoraque frustra el apego a ella, tiene una funcionalidaddiferente de la del enfado quedomina en el Niño Rebelde. De hecho, elprimero es un enfado que está al serviciode preservar el apego, mientras que el enfadodel segundo está al servicio del contra-apego,buscando la persona con suNiño Rebelde separarse de una figura negativamentecuidadora que le mantiene enun apego insaludable que le impide la individuación.Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 59, Año 2008

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