377posibilidades, lo que, en el caso de un libro, significa en especial poder renovarse para actualizarse. En cierta manera, a través de la presente edición, Vivir es autorrealizarse : Reflexionescreaciones en Análisis Transaccional es un libro que se ha “autorrealizado” en algún grado, esdecir, que es un libro renovado y puesto al día, ya no sólo en cuanto a información nueva sobreel Análisis Transaccional, sino ante todo en su “espíritu”, con cambios en ambos aspectos queconsidero muy importantes respecto a la primera edición. En parte, naturalmente, estos cambioshan sido el resultado de mi propio desarrollo personal y profesional.A lo largo de los años desde que se publicó el libro, no sólo he vivido y crecido como persona,sino que he trabajado y crecido como psicoterapeuta, teniendo ocasión de seguir verificando, experimentando y reflexionando sobre mucho de lo escrito en la primera edición. Desde luego, esu mayor parte aun sigue siendo vigente, válido y útil, como lo era entonces. Pero también he vividofrustraciones de las que, en definitiva, he obtenido un aprendizaje. Algunas son principalmente de tipo técnico y otras son principalmente de tipo personal, aunque, de hecho, ambas aspectosse entremezclan.Una de las frustraciones –de tipo técnico– fue consecuencia de haber ido dándome cuenta dela confusión y falta de consenso que existía y existe aun en algunos de los considerados temasfundamentales del Análisis Transaccional, siendo a destacar el de los estados del yo . Así, poruna parte, fui descubriendo que, pese a la convicción unívoca con que a veces se hablaba y sesigue hablando del tema –y yo mismo he “enseñado” también así–, de hecho, no se estaba utilizandoni se utiliza un único modelo de los estados del yo, sino que existía una fuerte controversiaal respecto, lo que me llevó no sólo a investigar, sino a buscar alguna solución integradora.Parte de los resultados fueron publicados en Transactional Analysis Journal en el artículo Unanálisis integrador de los modelos de los estados del yo (0ller, 1997), que puede verse en el anexoA. Otros aun no están publicados, pero tienen que ver con habitual confusión de conceptosentre los estados del yo y los órganos psíquicos.Naturalmente, en esta edición he tomado en cuenta estos resultados, hasta el punto de queincluso he reescrito todo el capítulo 3: Nuestros personajes y su mundo y buena parte del capítulo13: El desarrollo para autorrealizarse , pues son los que han sido más afectados por estascuestiones. Pero además, también se encontrarán reflexiones, aclaraciones y cambios sobrotros aspectos teóricos y prácticos, es decir, que he reescrito mucho de otros capítulos. Porejemplo, entre otros, se encontrará el cambio del término aislamiento (Oller, 1986) por el de retraimientoy el de Niño Aislado por el de Niño Retraído, en base a nuevas precisiones conceptualesy ante todo terminológicas, que justifico, pues pese a la difusión que tuvo el concepto en smomento, con frecuencia aun sigue “ignorándose”. También he reorganizado algún material dellibro que antes estaba en el capítulo 2 y que he considerado de menor interés general, colocándoloen los dos últimos anexos del final. En resumen, todo el contenido ha sido revisado y renovado, para ser en lo posible coherente con su subtítulo de Reflexiones y creaciones en AnálisiTransaccional.Otra de las frustraciones –de tipo personal– fue consecuencia de haberme ido dándome cuentade que, en algunos aspectos, el contenido de la primera edición del libro reflejaba cierto triunfalismo, relativamente frecuente en las presentaciones del Análisis Transaccional, respecto a lo quecon su ayuda podía lograrse cambiar de uno mismo, la rapidez en cambiarlo y el estado de bienestarfinal que resultaba. Sin embargo, lo que he ido viviendo posteriormente en mi propia vida personal y profesional, se ha encargado de poner las cosas en su sitio, desde luego, afortunadamente.Ciertamente, el AT es muy útil y he comprobado ampliamente su efectividad tanto en mi mismocomo en mis clientes, pero también tiene sus límites y no explica todas las dificultades qupodemos ir experimentando en la vida, ya no sólo desde el punto de vista espiritual –que, desdeluego, no es su finalidad específica–, sino también en aquellos aspectos de nuestro desarrolRevista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 59, Año 2008
378que no tienen que ver propiamente con el guión psicológico, ni tampoco con haber estado viviendosiguiendo un contraguión (es decir, un plan inconsciente aparentemente positivo, que acabaen un desenlace negativo). Desde luego, a veces esto último es posibilitado por ciertas presentacionesy usos que se hacen del Análisis Transaccional, pero, en realidad, me estoy refiriendoaquellas etapas, crisis y cuestiones de tipo psicológico-existencial que no podemos eludir vivirsegún la edad que vayamos teniendo en la vida, como, por ejemplo, la crisis de la medianaedad, el proceso de envejecer, la proximidad de la muerte, etc., por citar sólo algunos temas.Bastantes de estas manifestaciones conllevan lo que llamo separaciones individuadoras , queson necesarias para crecer, si bien conllevan sus propio sinsaborEl Análisis Transaccional es realmente una metodología muy útil para facilitar el logro de unbuen nivel de autonomía psicológica, pero, precisamente y paradójicamente, dicho logro implicatambién su propio nivel de dificultades, en su mayor parte precisamente de tipo existencial. Solas dificultades que ha de vivir y afrontar aquella persona a la que Ken Wilber (1988) denomina ecentauro existencial, alguien que (pág. 114) “no constituye sólo una unidad integral superior alego, el cuerpo, la persona y la sombra, sino una importante transición hacia los dominios sutilesy transpersonales superiores”. Pero al mismo tiempo, también según describe Wilber, una personaen quien (pág. 238) “el yo, que ha aceptado (hasta cierto punto) la muerte y la trascendenciade todos los niveles inferiores, se halla ahora completamente identificado con el ego mental –eego P-A-N (y esta referencia al modelo Padre, Adulto y Niño del AT es de Wilber, no mía)–, yesta nueva sensación de identidad sustitutoria se fortifica hasta los dientes para defenderse de lmuerte y de la trascendencia”.Así pues, no todo queda resuelto con lo que nos podemos facilitar resolver –que es mucho–con el Análisis Transaccional en nuestro crecimiento personal. Aun con la satisfacción de todo loque podemos lograr en cuanto a cubrir nuestras necesidades de individuación y vinculación (queson el tema de mi nuevo libro La personalidad integradora: El doble logro de ser sí mismo y vincularse),existen nuevos posibles logros por delante, con sus propias dificultades, nuestras limitaciones humanas al respecto y las frustraciones que de todo ello resulta. También, claro, elmundo tiene sus propios problemas reales que interfieren en las cosas y que también nos afectan, pues no vivimos solos.En consecuencia, en esta edición me he propuesto poner el triunfalismo en su sitio, en cuantotiene de poco realista, lo que no niega que podemos seguir siendo optimistas en nuestras expectativasrespecto a la utilidad del Análisis Transaccional. Por tanto, en base a lo que he explicado,he revisado todo el contenido del libro desde dicha perspectiva, además de que también he aclaradoy a veces ampliado algunos conceptos, así como he cambiado los títulos de algunos capítulos,como ejemplo, para quien no conoce la edición anterior, cuando el capítulo 10 antes se titulaba:Creamos nuestro propio mundo (al más puro estilo de quienes creen en el poder sin límitesdel pensamiento positivo, creencia que no comparto), ahora se titula: Causamos parte de nuestromundo. Otro ejemplo es el del capítulo 8, antes titulado: Podemos cambiar, no sólo mejorar,que ahora se titula: Podemos lograrlo, no sólo intentarlo y que además añade el concepto de escalaestimativa del logro . Y refiriéndome a nuevos conceptos, otro que he añadido es el de núcleoesencial de los estados del yo , en el capítulo 3. Pero hay bastantes variaciones más, queaclaran, cambian o añaden conceptos.También, desde luego, hay informaciones y datos nuevos, tanto a nivel de nuevas contribucionesde autores transaccionalistas y de otros enfoques, como en la bibliografía en general. Algoque pienso que será útil es que he localizado todo el material que he podido que estuviese traducidoal castellano, ya se trate de libros, como, muy es especial, de artículos. También he revisadolas figuras ilustrativas, aclarando y modificando algunas, así como he añadido algunas nuvas. Así mismo, he revisado el estilo y claridad lingüística del texto.Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 59, Año 2008
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