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04. ¿Existe una «tercera vía» entre revolución y reformismo?tisanos belgas, se pusieron de acuerdo en Londres para restablecer el capitalismo.Esta restauración debía revestir un carácter específico: seguir desarrollandoel sistema de las comisiones paritarias y convenía institucionalizar la colaboraciónentre el patronato y la clase obrera en los órganos de concertación competentesen esos campos. Así, un sistema de seguridad social constituía un elemento clave.El 28 de diciembre de 1944, con la ley decisiva sobre la Seguridad social, entrabaen vigor la primera parte del «Proyecto de acuerdo de solidaridad social», pararetomar por completo el Pacto social.Fue así como el Pacto social, que incluía la creación de la Seguridad social, seconvirtió en una de las principales conquistas de la clase obrera. Sin la lucha armadade los guerrilleros, sin los miles de sacrificios en Breendonk y en otros camposde concentración, sin el «partido de los fusilados» (el glorioso título concedido alPCB después de la guerra), sin el auge del comunismo en el plano internacional,no se habría hablado de la seguridad social. Pero, por otra parte, el Pacto socialconstituía una concesión expresa para prevenirse contra «lo peor», o sea, adelantarsea un cambio socialista. Robert Vandeputte quien fuese presidente del Bancode Emisión (que trabajaba para los Alemanes) durante la guerra, y que más tardese convirtió en ministro de las Finanzas en el gobierno Mark Eyskens, lo confirma:«En 1944, los dirigentes de empresas se preocupaban por el auge de las tendenciasrevolucionarias. En efecto, el comunismo gozaba de una consideraciónfantástica. Temían, y no sin razón, las expropiaciones y las nacionalizaciones. 260 »Lo que explica las concesiones que se hicieron, concesiones que, hoy en día, sevuelven a situar otra vez en el punto de mira.Segundo, en el debate sobre la relación entre las «ambiciones parlamentarias yelectorales» y los movimientos de lucha, conviene insistir en el papel de ciertasconcepciones arrogantes de la lucha por las reformas.El debate tiene 140 años. En el Congreso de Ginebra de la Ia Internacional (1866),a los partidarios de Proudhon se les notificó que se equivocaban. [6] Los seguidoresde Proudhon rechazaban toda injerencia del Estado en la suerte de los trabajadores.Estimaban que la intervención del Estado iba a «estabilizar» el Estadocapitalista. Marx, por el contrario, insistía en el hecho de que la obtención de unalegislación social creaba herramientas para la misma lucha de clases.Cada lucha por la mejora de las condiciones puede ir en dos direcciones: o confirmael sistema y la dictadura de los monopolios, o despierta importantes gruposde personas y les da comprensión y energía con vistas a las luchas por venir.6 Más tarde (a partir del congreso de Basilea, en 1869), Michel Bakounine iba a retomar la antorcha de las manos deProudhon. Bakounine se oponía a la lucha obrera tenaz e sistemática por el salario y el tiempo de trabajo, así comoa la lucha obrera por la extensión de la legislación democrática y social.117

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