Lucha de clase, sindicatos y partido revolucionario .02renueva y refresca las energías (…). El capital no pregunta por el límite de vida dela fuerza de trabajo. Lo que a él le interesa es, única y exclusivamente, el máximode fuerza de trabajo que puede movilizarse y ponerse en acción durante una jornada.»67Según Nadine Rosa-Rosso, las condiciones de trabajo actuales serían tan infernalesque se ha vuelto imposible organizar a los trabajadores en el lugar del trabajo.¿Cómo lo hizo entonces el joven movimiento obrero a mediados del siglo diecinueve?¿Las nacientes industrias no eran también «lugares infernales»? ¿El trabajoen la época no era también embrutecedor «tanto moral como físicamente»? ¿Lascondiciones de trabajo eran acaso mejores en la época? Para Marx, sólo un hechopuede explicar el «hambre de lobo» del capital. Y ese hecho no es ni «el éxodo»ni «el abandono» de las empresas, sino la lucha de clase contra clase. Escribeal respecto: «La historia de la reglamentación de la jornada de trabajo (…), demuestranpalpablemente que, al alcanzar un cierto nivel de progreso la produccióncapitalista, el obrero aislado, (…) se halla totalmente indefenso frente al capital. Elestablecimiento de una jornada normal de trabajo es, por tanto, fruto de una largay difícil guerra civil, más o menos encubierta, entre la clase capitalista y la clasetrabajadora” 68La historia del «mundo obrero» belga también revela esta «larga guerra civil más omenos escondida». Habrá que esperar medio siglo (de 1830 a 1880) antes de queel movimiento obrero consiga organizarse en las grandes empresas. Los primerosatisbos de organización en los talleres de las grandes industrias sólo se lograrándespués de innumerables esfuerzos realizados mediante las mutualidades, lascajas de resistencia y las cooperativas. En su impresionante Historia del movimientoobrero europeo, el historiador Leo Michielsen escribe: «En general, en elsiglo 19, la implantación sindical en las grandes empresas fue más difícil que en laspequeñas y medianas empresas. En las grandes fábricas, el poder del patrono erademasiado aplastante. La iniciativa de la asociación arrancó de algunos pioneros,de algunos individuos o de un grupúsculo. Antes siquiera de tener ocasión deorganizar cualquier cosa, se veían generalmente paralizados por el hambre y lasdiligencias judiciales.» 69A inicios de este último siglo, August de Winne, periodista en Peuple, recibía unacarta redactada por los obreros de Zele: «Cuando trabajamos una semana entera,ganamos una docena de francos. Pero tenemos que aceptarlos en concepto deproductos de consumo de las tiendas y por consiguiente, nuestros doce francosno valen siquiera una decena. Porque, en esta tienda, pagamos el saco de carbón50 céntimos más y el pan 10 céntimos más que en las demás tiendas. Aguantamosel hambre y nos gustaría que se nos pagase nuestro trabajo con dinero. Sin42
02. Lucha de clase, sindicatos y partido revolucionarioembargo, no es la costumbre aquí. En vez de esto, recibimos pan y mantequilla.Nos es imposible viajar a Termonde para denunciar nuestra condición, por la simplerazón que no podemos dejar nuestro trabajo. Chupan la sangre del obrerode Zele. Tenemos demasiado para morirnos y demasiado poco para vivir. ¡VayanUstedes a ver las fábricas! Ni siquiera nos atrevemos a firmar la presente.» 70Para los estibadores, la situación no era mejor. «Toda mi vida, he estado visitandopuertos, pero en ninguna parte he visto explotarse tanto el trabajo de las mujerescomo en Amberes», escribe en 1905 un visitante. En su libro De AntwerpseDokwerker (El descargador antuerpiense), Karel Van Isacker describe la vida delos descargadores: «Los peones que trabajan hasta tarde por la noche tienden aquedarse a menudo en la calle porque ya no hay tranvías a esas horas. Para ellos,es lo peor. Tener que pasar la noche fuera con la ropa sucia o mojada. Para lasalud, es catastrófico. No hay buenos puestos de socorro. En caso de accidente,se abandona a los estibadores a su suerte. Todos los días se produce por lo menosun accidente grave. Como buenamente pueden, sus camaradas arrastran altrabajador herido, lo meten en una camilla y lo llevan al hospital. En todas partes,se ponen a los niños a trabajar. Se pagan los salarios día a día, y a menudo enlos cafés. De hecho también es en los cafés donde se contrata. Incluso hubo unaépoca en que los salarios se pagaban en ginebra.» 71Hacia 1886, el doctor Narcisse Lebon describía la situación en el Borinage: «En elBorinage, la debilidad se va instalando en los trabajadores debido a la falta permanentede comida sana, al trabajo agotador y a la labor continua de los niñosjóvenes desde las 5 de la mañana hasta las 8 y 10 de la noche. Estos trabajadoresson inmediatamente reconocibles por su tez de una lividez cadavérica y su aspectoagotado. Muchos son demasiado pequeños para su edad, seguramente hastala edad de dieciocho, el cuerpo deformado por la torsión que sufre la columnavertebral durante el trabajo. Los patronos de las minas, que normalmente contratande padre a hijo e hija, tienen que ir a reclutar a otras regiones porque losjóvenes mineros han degenerado tanto en el plano físico que ya no pueden dar aluz a hijos sanos. Cuando un trabajador del Borinage sale de la mina, es como sise levantara tambaleándose de su tumba. En la industria del vidrio, la situación noes mucho mejor.» 72Y sin embargo, los obreros del sector textil en Zele, los estibadores en Amberesy los mineros del Borinage supieron organizarse. Y no fue moco de pavo. En Bélgica,estaba prohibido enarbolar en la calle una bandera roja, estaba prohibidofestejar el 1º de mayo, estaba prohibido «conspirar» (constituir sindicatos). La leyLe Chapelier de 1791, en vigor en Bélgica hasta 1867, castigaba las «coalicionesde trabajadores con el objetivo de forzar el aumento de los salarios» (artículo 415).43
- Page 2 and 3: Peter Mertens, 40 años.Presidente
- Page 5 and 6: índice01.Capítulo 1La clase obrer
- Page 7 and 8: 8La clase obrera en la era de lasem
- Page 9 and 10: mos veinte años, 1,5 millones de e
- Page 11 and 12: El trabajo es duro y penoso, tanto
- Page 13 and 14: La clase obrera, el sector de los s
- Page 15 and 16: La clase obrera, el sector de los s
- Page 17 and 18: 02.la clase obrera hoy.¿desaparece
- Page 19 and 20: La clase obrera, el sector de los s
- Page 21 and 22: La clase obrera, el sector de los s
- Page 23 and 24: La clase obrera, el sector de los s
- Page 25 and 26: 04.obreros de la industria,del sect
- Page 27 and 28: La clase obrera, el sector de los s
- Page 29 and 30: 05.desindustrializacióne industria
- Page 31 and 32: La clase obrera, el sector de los s
- Page 33 and 34: La clase obrera, el sector de los s
- Page 35 and 36: La clase obrera, el sector de los s
- Page 37 and 38: La clase obrera, el sector de los s
- Page 39: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 43 and 44: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 45 and 46: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 47 and 48: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 49 and 50: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 51 and 52: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 53 and 54: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 55 and 56: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 57 and 58: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 59 and 60: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 61 and 62: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 63 and 64: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 65 and 66: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 67 and 68: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 69 and 70: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 71 and 72: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 73 and 74: 02. Lucha de clase, sindicatos y pa
- Page 75 and 76: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 77 and 78: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 79 and 80: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 81 and 82: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 83 and 84: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 85 and 86: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 87 and 88: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 89 and 90: 03. La era de la empresas transnaci
- Page 91 and 92:
03. La era de la empresas transnaci
- Page 93 and 94:
03. La era de la empresas transnaci
- Page 95 and 96:
03. La era de la empresas transnaci
- Page 97 and 98:
03. La era de la empresas transnaci
- Page 99 and 100:
03. La era de la empresas transnaci
- Page 101 and 102:
¿Qué es la políticade trastienda
- Page 103 and 104:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 105 and 106:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 107 and 108:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 109 and 110:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 111 and 112:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 113 and 114:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 115 and 116:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 117 and 118:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 119 and 120:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 121 and 122:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 123 and 124:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 125 and 126:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 127 and 128:
05.revolución y revisiónal final
- Page 129 and 130:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 131 and 132:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 133 and 134:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 135 and 136:
¿Existe una «tercera vía» entre
- Page 137 and 138:
NotasNotasIntroducción1 Jim Schild
- Page 139 and 140:
Notas9 V. I. Lenin, www.marxists.or
- Page 141 and 142:
Notas22 Friedrich Engels, Een recht
- Page 143 and 144:
Notas55 Ibidem, 1986, p. 1.56 Herwi
- Page 145 and 146:
Notas84 Nadine Rosa-Rosso, Ibidem.
- Page 147 and 148:
Notas110 Creando el frente electora
- Page 149 and 150:
Notas135 V.I. Lenin, www.marxists.o
- Page 151 and 152:
NotasCapítulo 3155 Tesi 10, La cri
- Page 153 and 154:
Notasclase: son sobretodo las comun
- Page 155 and 156:
Notas215 Samuel P. Huntington, Bots
- Page 157 and 158:
Notas235 Corporate Europe Observato
- Page 159 and 160:
Notas263 V.I. Lénine, L’État et
- Page 161 and 162:
Notasplans de guerre et d’agressi
- Page 163:
Notas321 Télégramme de Malenkov e