La era de la empresas transnacionales .03ses (el pillaje) y un poder policial, un ejército o una junta militar capaz de obligara respetar esa ley. Meiksins Wood escribe: «El poder imperialista se apoya hoymás que nunca en un sistema ordenado de numerosos Estados locales y la dominacióneconómica mundial depende del control ejercido sobre los numerososEstados que mantienen la economía mundial. Naturalmente no existe un Estadomundial susceptible de garantizar el orden necesario como el Estado nacional lohizo mucho tiempo al servicio del capital interior. El Estado interior se ha vuelto,mucho más - y no menos - esencial para la organización de los circuitos económicosmediante las relaciones entre Estados.» 189 Y, más adelante: «Hoy, el mundoes más – y no menos – un mundo de Estados nacionales, no sólo como resultantede la lucha de liberación nacional en esos países, sino también bajo la presión delas potencias imperialistas.» 190Negri y Hardt sostienen que es imposible deshacerse de la dependencia delmercado mundial capitalista. «(…) como una alternativa al “falso desarrollo” publicitadopor los economistas de los países capitalistas dominantes, los teóricosdel subdesarrollo proponían el “desarrollo real”, que implicaba desconectar unaeconomía de sus relaciones dependientes y articular en relativa soledad una estructuraeconómica autónoma. (…) Cualquier intento de aislamiento o separaciónsignificará solamente una forma de dominación más brutal por el sistema global,una condena a la pobreza y la debilidad.» 191La independencia nacional es un concepto del pasado, una cuestión pasada, dicenNegri y Hardt. ¿Pero es cierto esto? Después de la Segunda Guerra mundial,el neo-colonialismo reemplazó al colonialismo. Los países eran independientesen el papel pero, en los hechos, seguían siendo dependientes de las grandes potenciasimperialistas a través de una red de relaciones financieras, diplomáticas ymilitares. Este sistema de independencia nominal y de dependencia real ya existíade hecho antes de la Segunda Guerra mundial: en América latina que, después detres siglos de colonialismo europeo, se había vuelto independiente nominalmente,pero que la doctrina de Monroe (1823) vinculaba al «hemisferio de los EstadosUnidos». «(...) el capital financiero y la política internacional correspondiente, la cualse reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto económico y políticodel mundo, crean toda una serie de formas de transición de dependencia estatal.Para esta época son típicos no sólo los dos grupos fundamentales de países: losque poseen colonias y los países coloniales, sino también las formas variadasde países dependientes políticamente independientes, desde un punto de vistaformal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia financiera ydiplomática.» 192 , escribía Lenin al respecto.90
03. La era de la empresas transnacionalesDespués de la caída de la Unión soviética se desarrolló la tendencia a mantenerde nuevo, abiertamente, a los países bajo el yugo de un estatuto semi-colonial:Corea del Sur, Arabia Saudí, los Estados del Golfo, diversos países africanos y latinoamericanos,al igual que, por supuesto, Afganistán e Iraq. Para todos los paísesque pretenden dedicar su riqueza económica a su propio desarrollo, la liberaciónnacional es una cuestión particularmente actual. A lo largo de los años venideros,la cuestión de la independencia nacional no se planteará menos, sino más. El PartidoComunista do Brasil (PCdoB) dice al respecto: «En el plano político, nuestraépoca se caracteriza por ataques contra la soberanía y la independencia de losEstados nacionales. En un sentido amplio, la estrategia imperialista quiere impedirque las naciones que buscan su propia vía de desarrollo se hagan más fuertes.Los métodos favoritos del imperialismo son la agresión militar y la intimidación. Laagresión militar y la guerra constituyen el núcleo de la estrategia de la dominación,reducen los derechos internacionales a frases huecas, debilitan las Naciones Unidase impiden la resolución de los conflictos por la vía diplomática.» 193La llamada de Negri y Hardt a no seguir una vía independiente, porque ésta sólopuede ofrecer más impotencia y pobreza todavía, es una genuflexión frente a lanueva revolución conservadora americana. El derrotismo – «no hay manera deescapar» – se refuta en la práctica por la resistencia aparecida en, por así decirlo,todos los continentes. Después de dos decenios de neo-liberalismo devastadorque pretendía que: «no hay otra salida, no hay manera de escapar», todo el continentelatinoamericano está buscando alternativas. El Argentinazo puso a Fernandode la Rúa fuera de circulación y el nuevo presidente Kirchner opone, demanera vacilante, cierta resistencia al pago de la deuda externa exigido por elFMI. En Uruguay, ha llegado al poder Tabaré Vázquez, un hombre que, también,plantea resistencias. En el país más grande de América Latina, Brasil, un gobiernodemocrático progresista dirigido por el presidente Lula está en el poder desde2002. Ha creado vínculos con Venezuela y Cuba e intenta también establecerrelaciones con China. Finalmente, está Venezuela y su riqueza petrolera, dondeel presidente Chávez apunta a la independencia liderando una revolución bolivariana,quiere aplicar cambios democráticos y se apoya en Cuba y su socialismo.El conjunto del continente está a la búsqueda de una alternativa al imperialismoneo-colonial y neo-liberal y este desarrollo – por reciente que sea – es una molestiapara la Casa Blanca y el Pentágono.Por supuesto, también está el importante desarrollo de la China socialista. Igualmente,existen perspectivas para el porvenir de Rusia, India y su riqueza agrícolay para el Congo, tan rico en minerales. El teórico egipcio Samir Amin escribe: «Unnúmero relativamente numeroso de países del Sur se convertirán en productorescada vez más importantes, tanto por su mercado interior propio como por el papel91
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