La era de la empresas transnacionales .0306.acerca del «choque de las civilizaciones»,de los pendones verdesy de las banderas rojasDurante el verano de 1993, un antiguo colaborador del Departamento de AsuntosExteriores de los Estados Unidos de América, el hombre que había asistido alpresidente Johnson durante la ocupación americana de Vietnam, escribió un artículoque levantó bastante alboroto. Lo tituló The Clash of Civilizations (El choquede las civilizaciones), que fue utilizado para editar un libro. El autor no es otro queel director del Instituto de los Estudios Estratégicos de la Universidad de Harvard,el profesor Samuel Huntington. Según Kissinger [11] , era «el libro más importantedesde el final de la guerra fría». Brzezinski [12] , por su lado, dijo que era «una proezaintelectual: una obra edificante que va a revolucionar nuestra visión de los asuntosinternacionales.»En Bélgica, fue Filip Dewinter, del partido de extrema derecha Vlaams Belang [13] ,quien se mostró más entusiasta. Enseguida, redactaba un librito según la recetade Huntington y lo publicaba con el título Baas in eigen land. Over identiteit, cultureleeigenheid en nationaliteit (Amo en su propio país. De la identidad, del particularismocultural y de la nacionalidad). En él se pude leer: «El mérito de Huntingtonconsiste en haber ofrecido una visión de conjunto profundizada de la nueva líneade fractura ideológica y política. En su obra innovadora, El choque de las civilizaciones,Huntington afirma que la política mundial de la posguerra fría estará dominadapor la lucha entre las diferentes civilizaciones. Los conflictos ya no son ideológicos,sino de inspiración étnica o cultural. Huntington no tiene pelos en la lenguay se lanza de buena gana al asalto de lo ‘políticamente correcto’ dominante. 211 »Huntington fue pertinentemente descrito por el profesor Raymond Detrez como el«famoso mayorista en identidades» 212 . Es eso mismo. Según Huntington, todo giraen torno a la contradicción entre el «mundo occidental» por una parte y el «islam»y el «confucianismo» por otra parte. Huntington nos propone un nuevo centrismoeuro-americano: «El valor de la civilización occidental no reside en su universalidad,sino en su carácter excepcional. La principal responsabilidad de los dirigentes de11 Henry Alfred Kissinger. Político Estadounidense. Secretario de Estado durante la Era Nixon. (N.del T).12 Zbigniew Brezinski. Politólogo Estadounidense. Consejero de Seguridad Nacinal del Presidente Carter. (N. del T.)9813 Partido flamenco (Bélgica) de ultraderecha.
03. La era de la empresas transnacionalesOccidente consiste en (…) salvaguardar, proteger y renovar las particularidadesúnicas de la civilización occidental. Esta responsabilidad descansa sobre todo enlos hombros del más potente de los países occidentales, Estados Unidos.» 213Esta revolución cultural de la nueva derecha [14] fue tramada y minuciosamenteelaborada en función de finalidades estratégicas. Para preparar los espíritus paranuevas guerras y ocupaciones, entre otras en Oriente Medio, se centra la atenciónen supuestas importantes diferencias «de identidad» entre «Occidente» y el«Islam». Para preparar el mundo para un ataque estratégico contra China, ya seha preparado el camino propagando las también supuestas diferencias culturalesentre «Occidente» y el «confucianismo chino». 214Tanto en Huntington como en Dewinter, los intereses económicos, las clases socialesy la explotación han desaparecido. De la misma manera, el control de lasmaterias primas, la conquista de nuevos mercados, la expansión estratégica estántotalmente ausentes de la obra de Huntington: «En el mundo de la posguerra fría,las líneas de separación entre los pueblos ya no se definen política, ideológica oeconómicamente, sino por la cultura. 215 » Y, por fin, «desaparecen» también lasguerras de ocupación por el petróleo y otras materias primas: «Un problema importanteen el plano histórico era el control del territorio. Sin embargo, actualmente,se ha vuelto algo insignificante. 216 » A lo cual contesta Eduardo Galeano: «comode costumbre, se declara la guerra en nombre de la paz. No es por el petróleo,dicen. Pero si Irak produjera rábanos en lugar de petróleo, ¿a quién se le ocurriríainvadir ese país? Bush, Dick Cheney y la dulce Condoleezza Rice, ¿habrán renunciadorealmente a sus altos empleos en la industria petrolera? ¿Por qué esta maníade Tony Blair contra el dictador iraquí? ¿No será porque hace 30 años SaddamHussein nacionalizó la británica Irak Petroleum Company? ¿Cuántos pozos esperarecibir José María Aznar en el próximo reparto? La sociedad de consumo, borrachade petróleo, tiene pánico al síndrome de abstinencia. En Irak, el elixir negro esel menos costoso y, quizá, el más cuantioso.» 217La terminología de «Occidente» y del «carácter excepcional de la civilización occidental»es un instrumento destinado a que «se identifiquen» los trabajadores deEuropa y de Estados Unidos con «su» clase dirigente. Así, se borran las contradiccionesde clase y el imperialismo obtiene la adhesión de «su propio pueblo».14 Se han reemplazado hoy las antiguas teorías racistas y etnicistas por teorías culturalistas e identitarias de lanueva derecha que, en los años 90, se desarrollaron en los laboratorios del Instituto de Estudios Estratégicos de laUniversidad de Harvard. En Francia, la nueva derecha (en particular el GRECE, Agrupación de investigación y estudiospara la civilización europea) desarrolla en los años 60 y 70 del último siglo una versión europea y llama a una«revolución conservadora» contra el «dogma igualitarista» y la «idea absurda del multiculturalismo». La nueva derechapreconizaba un «arraigo» más profundo de los «pueblos europeos» en sus tradiciones y cultura, para preparar un«renacimiento cultural europeo».99
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