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Platon

historia de platon

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35<br />

cada particular tiene un conocimiento suficiente de la justicia<br />

y de todas las demás virtudes políticas, aquí' tienes<br />

una prueba que no te permite dudar. En las demás artes,<br />

como dijiste muy bien, si alguno se alaba de sobresalir en<br />

una de ellas, por ejemplo, en la de tocar la flauta, sin<br />

saber tocar, todo el mundo le silba y se levanta contra él, y<br />

sus parientes hacen que se retire como si fuera un hombre<br />

que ha perdido el juicio. Por el contrario, cuando se ve un<br />

hombre que, hablando de la justicia y de las demás virtudes<br />

políticas, dice delante de todo el mundo, atestiguando<br />

contra sí mismo, que no es justo ni virtuoso, aunque en<br />

todas la demás ocasiones sea loable decir la verdad, en<br />

este caso se califica de locura, y se dice con razón, que<br />

todos los hombres están obligados á afirmar de sí mismos<br />

que son justos, aunque no lo sean, y que el que no sabe, por<br />

lo menos, fingir lo justo , es enteramente un loco; porque<br />

no hay nadie que no esté obligado á participar de la justicia<br />

de cualquier manera, á menos que deje de ser hombre.<br />

Hé aquí por qué he sostenido que es justo oir indistintamente<br />

á todo el mundo, cuando se trata de la política,<br />

en concepto de que no hay nadie que no tenga algún conocimiento<br />

de ella.<br />

Es preciso que todos se persuadan de que estas virtudes<br />

no son, ni un presente de la naturaleza, ni un resultado del<br />

azar, sino fruto de reflexiones y de preceptos, que constituyen<br />

una ciencia que puede ser enseñada, que es lo<br />

que ahora me propongo demostraros.<br />

¿ No es cierto, que respecto á los defectos que nos son<br />

naturales ó que nos vienen de la fortuna, nadie se irrita<br />

contra nosotros, nadie nos lo advierte , nadie nos reprende<br />

, en una palabra, no se nos castiga para que seamos<br />

distintos de lo que somos? Antes por lo contrario,<br />

se tiene compasión de nosotros, porque ¿quién podría ser<br />

tan insensato que intentara corregir á un hombre raquítico<br />

, á un hombre feo, á un valetudinario? ¿No está todo<br />

Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 2, Madrid 1871

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