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tes, tendríamos, no lo que se llama placer, sino gozo,<br />
porque el gozo es el contentamiento del espíritu que se<br />
inatruye y adquiere la sabiduría, en lugar de que el placer<br />
no es más, hablando propiamente, que un estímulo<br />
de los sentidos, como por ejemplo, el placer de comer.<br />
La mayor parte de los oyentes aplaudieron mucho este<br />
discurso de Prodico. El sabio Hipias, tomando en seguida<br />
la palabra, dijo: amigos mios, os miro á todos los que<br />
estáis ¡«resentes como parientes, como amigos y jíSopo<br />
conciudtóanos, no por la ley, sino por la naturaleza.<br />
Porque por la naturaleza lo semejante está ligado con su<br />
semejante; pero la ley, que es tirano de los hombres,<br />
fuerza y violenta la naturaleza en una infinidad de ocasiones.<br />
Seria una cosa verdaderamente vergonzosa, que<br />
nosotros, que conocemos perfectamente la naturaleza de<br />
las cosas y que pasamos por los más hábiles entre los griegos,<br />
hubiésemos venido á Atenas, que es en las ciencias<br />
como el Pritaneo de la Grecia (1), y nos hubiésemos<br />
reunido en lamas grande y más rica casa de la ciudad,<br />
para no decir algo que sea digno de nuestra reputación,<br />
y para divertimos en meter zizaña jfc altercar como los<br />
más ignorantes délos hombres. Os conjuro, Sócrates y<br />
Protágoras, y os aconsejo, como si fuéramos aquí vuestros<br />
arbitros, que toméis este temperamento. Tú, Sócrates,<br />
no te pegues demasiado rigurosamente al método seco y<br />
árido del diálogo, si Protágoras no te abre el camino; déjale<br />
alguna libertad y afloja las riendas á sus discursos,<br />
para que nos parezcan más magníficos y más agradables.<br />
y tú, Protágoras, no hinches de tal manera las velas de<br />
tu elocuencia, que te dejes llevar á alta mar y pierdas de<br />
vista la tierra. Hay un medio entre estos dos extremos;<br />
es, si me creéis, que escojáis un moderador, un juez, un<br />
(1) Se llamaban Pritaneos los templos donde ardia día v noche<br />
el fuego sagrado de Vesta.<br />
Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 2, Madrid 1871