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CAPÍTULO 2<br />
hidroeléctrica acumulada como un gran depósito de<br />
almacenamiento capaz de amortiguar las variaciones<br />
en los suministros de centrales de generación de energía<br />
solar, eólica y marina; y c) también podría promover<br />
ganancias en eficiencia y rentabilidad.<br />
2.6.1 DESPACHO DE FUENTES INTERMITENTES<br />
Una red integrada que abarcara todos los países de América<br />
del Sur permitiría el suministro de energía solar,<br />
por ejemplo, de la Región de Atacama de Perú y Chile,<br />
para satisfacer la demanda en las regiones orientales del<br />
continente después del anochecer, y viceversa, desde el<br />
noreste de Brasil hasta el oeste antes del amanecer, y así<br />
incrementar de manera efectiva la capacidad firme de<br />
estos recursos. El exceso de producción de energía eólica<br />
desde las costas del norte de Colombia y Venezuela<br />
podría satisfacer la demanda más allá de esta zona. Una<br />
vez desarrollada, la considerable energía marina en el<br />
Pacífico estaría disponible más allá de las fronteras de<br />
Chile.<br />
Por supuesto, estos desarrollos dependerán no solo sobre<br />
la disponibilidad de una red física, sino también de<br />
la compatibilidad de los marcos de política energética,<br />
así como la contención de las pérdidas durante las transmisiones<br />
y el la rentabilidad global del sistema.<br />
2.6.2 MAYOR CONFIABILIDAD DEL SISTEMA<br />
Una red integrada, aun a nivel subregional, tendrá una<br />
mejor capacidad para manejar variaciones en la generación,<br />
no solo debido a un aumento en la participación<br />
de fuentes intermitentes o a variaciones causadas por<br />
el clima, sino también a través de un mejor uso de las<br />
tecnologías de la información y la comunicación integradas<br />
en sistemas de redes para mejorar la flexibilidad<br />
y la seguridad. Las tecnologías de la información y la<br />
comunicación compartidas podrían contribuir a evitar<br />
las interrupciones del suministro y permitirían una mayor<br />
transparencia durante la operación. Asimismo, las<br />
contribuciones intermitentes pueden ser absorbidas de<br />
mejor manera en un sistema más grande.<br />
Un ejemplo útil de los costos y beneficios de una red<br />
supranacional integrada es el proporcionado por la experiencia<br />
reciente de Dinamarca. Este país está interconectado<br />
con otros países escandinavos y con el norte<br />
de Europa, e indirectamente con el resto de la Unión<br />
Europea. Según un análisis reciente (Franck, 2015), la<br />
interface simple con los países vecinos ha permitido<br />
al sistema danés comunicar de manera instantánea la<br />
necesidad de energía o de su disponibilidad, y permite<br />
Tabla 2.6 – Lista de proyectos de interconexión a red<br />
eléctrica a mediados de 2015.<br />
Proyecto<br />
Fecha de<br />
finalización<br />
del<br />
proyecto<br />
Capacidad<br />
[GW]<br />
Costo<br />
[Millones<br />
de<br />
dólares]<br />
Perú – Brasil 2015 2,2 2 370<br />
Bolivia – Brasil 2015 0,8 792<br />
Colombia – Panamá 2018 0,3 207<br />
Bolivia – Chile 2014 0,2 30<br />
Centroamérica 2016 0,3 500<br />
Argentina –<br />
Paraguay – Brasil<br />
2016 2 610<br />
Bolivia – Perú 2016 0,1 65<br />
Total 5,9 4 574<br />
Fuente: (CAF, 2012)<br />
que los productores y consumidores actúen de inmediato<br />
y en respuesta a condiciones actuales. El mercado<br />
energético regional distribuye automáticamente los<br />
distintos recursos a través de una amplia zona y hace<br />
uso de la flexibilidad disponible. “Nunca se presentan<br />
condiciones de tormenta, calma o nublados en toda la<br />
zona de interconexión al mismo tiempo” (Franck, 2015),<br />
lo cual garantiza que siempre están disponibles distintos<br />
recursos para atender la demanda. En este sistema,<br />
el suministro de fuentes de costo operativo muy bajo<br />
también ofrece una ventaja en el mercado.<br />
La integración de las redes a través de la región de América<br />
Latina y el Caribe es aún un proyecto a futuro. Sin<br />
embargo, algunos países ya están planeando la integración<br />
a nivel subregional. Por el momento existen al<br />
menos siete proyectos de interconexión, con un costo<br />
estimado de 4,6 mil millones de dólares (CAF, 2012) (ver<br />
la Tabla 2.6).<br />
Por ejemplo, ha habido discusiones entre Colombia y<br />
Panamá en torno a un proyecto de 0,3 mil millones de<br />
dólares para vincular a ambas redes. A la larga, esto podría<br />
abrir la posibilidad de un sistema integrado con<br />
América Central. Otro proyecto se está analizando entre<br />
Colombia y Chile para modernizar y configurar una red<br />
interconectada, con mejoras de los vínculos existentes<br />
en Ecuador y Perú. La interconexión entre Brasil y Uruguay<br />
es clave para los planes de Uruguay de ser 100%<br />
renovable en su abastecimiento de energía. El proyec-<br />
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