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CAPÍTULO 2<br />
Los embalses también tienen el potencial, en gran medida<br />
sin explotar todavía, para complementar fuentes<br />
intermitentes de energía como la eólica y la solar. Por<br />
ejemplo, en el norte de América del Sur (Colombia y<br />
Venezuela), los regímenes de viento complementan a<br />
los patrones de lluvia. Sumando las energías eólica e<br />
hidráulica en la región puede aumentar la capacidad<br />
firme de ambos (Vergara et al., 2010).<br />
Por otro lado, la generación de energía hidroeléctrica<br />
depende directamente de la disponibilidad de recursos<br />
hídricos, y por tanto de las variaciones en el ciclo<br />
hidrológico. Un suministro confiable se vería afectado<br />
por sequías severas más frecuentes y/o prolongadas resultantes<br />
del cambio climático, con la consiguiente precariedad<br />
derivada de la fuerte dependencia de la energía<br />
hidroeléctrica.<br />
Tales cambios en la hidrología afectarán directamente<br />
la generación energética de las instalaciones hidroeléctricas<br />
existentes y futuras. Por ejemplo, se prevé una<br />
reducción del potencial de energía hidroeléctrica en<br />
áreas donde se espera una disminución de los caudales<br />
de los ríos, como en la cuenca del Río Lempa y la cuenca<br />
del Caribe Simú de Centroamérica (Maurer et al., 2008;<br />
Noreña et al., 2009). En un análisis de los flujos anuales<br />
de algunos ríos de América del Sur bajo el escenario A1B<br />
(Nakaegawa & Vergara, 2010; Vergara y Scholz, 2011)<br />
se detectaron reducciones en la estabilidad de los flujos<br />
de corriente, con los consiguientes impactos en las<br />
capacidades firmes de centrales hidroeléctricas. Puede<br />
consultarse un análisis detallado de estos impactos en<br />
Ebinger & Vergara (2011).<br />
2.9 LA ECONOMÍA DE LA GENERACIÓN DE<br />
ENERGÍA RENOVABLE<br />
Las energías eólica, solar (fotovoltaica y concentrada) y<br />
geotérmica han experimentado recientemente mejoras<br />
tecnológicas importantes, que se traducen en mejores<br />
economías de escala, mayor eficiencia y mejores factores<br />
operacionales. Las tecnologías de energía marina, si<br />
bien aún no están totalmente desarrolladas, también<br />
han sido objeto de considerables inversiones en tecnología.<br />
Como resultado, la economía de las energías renovables<br />
está cambiando rápidamente, con costos de generación<br />
de energía mucho más competitivos 19 . Por ejemplo, para<br />
sistemas fotovoltaicos de escala industrial, los costos de<br />
instalación en el mercado estadounidense pasaron de 8<br />
dólares estadounidenses por W pico instalado en 2007-<br />
2009 a 3 dólares en 2013, y las proyecciones actuales predicen<br />
que caerán a 1,50 dólares en 2025 y posiblemente<br />
llegarán a menos de 1 dólar en 2050 (Feldman et al.,<br />
2014). Las licitaciones recientes en América Latina confirman<br />
la reducción en los precios de contrato para la<br />
energía solar fotovoltaica. Por ejemplo, se ha utilizado<br />
un precio ofertado promedio de menos de 0,1 dólares<br />
por kWh para adjudicar aproximadamente 1 GW de<br />
capacidad en Brasil y alrededor de 0,2 GW en Panamá.<br />
Actualmente, los sistemas de energía solar concentrada<br />
son más caros que los de energía fotovoltaica sobre por<br />
vatio instalado. Sin embargo, cuando se tiene en cuenta<br />
su capacidad de almacenamiento de energía, mejora la<br />
competitividad. El costo de instalación actual, basado<br />
en un número limitado de ejemplos, es de 4,6 dólares<br />
por W sin almacenamiento, y entre 9 dólares y 10,5 dólares<br />
con 15 horas de almacenamiento (IRENA, 2012).<br />
Aunque la experiencia desarrollada con esta tecnología<br />
es limitada (solo existen dos plantas en construcción en<br />
la región, en México y Chile), se pueden esperar reducciones<br />
adicionales en el capital y los costos de operación<br />
en el futuro, similares a los de otras tecnologías más<br />
maduras.<br />
Asimismo, los costos de instalación de los sistemas de<br />
energía eólica han disminuido, y varias instalaciones<br />
en América Latina están compitiendo y superando al<br />
gas natural. En este momento ya están operando nuevas<br />
instalaciones en Brasil, México, Uruguay, Chile y<br />
Nicaragua, entre otros. La mayoría de las proyecciones<br />
indican que los costos de generación de la energía eólica<br />
continuarán disminuyendo a medida que el mercado se<br />
siga desarrollándo (Lantz et al., 2012).<br />
Para las instalaciones geotérmicas, una vez que los campos<br />
se confirman, los aspectos económicos son simples,<br />
y proyectos específicos pueden ser competitivos, como<br />
lo demuestran las inversiones recientes en Costa Rica<br />
y México. La energía marina, tanto de mareas como del<br />
oleaje, están en etapas mucho más tempranas de desarrollo.<br />
De cualquier manera, también se prevén caídas<br />
en los costos de capital a medida que las nuevas plantas<br />
adquieren experiencia operacional. Aquí se reproduce<br />
un resumen de la evolución de los costos compilado<br />
19<br />
Ver, por ejemplo, IRENA (2014).<br />
19