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Patriarcas y Profetas por Elena White

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

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dejara perecer a su hermana <strong>por</strong> aquel azote repugnante y fatal. En respuesta a las oraciones de<br />

Moisés, se limpió la lepra de María. Sin embargo, ella fue excluida del campo durante siete días.<br />

Tan sólo cuando quedó desterrada del campamento volvió el símbolo del favor de Dios a posarse<br />

sobre el tabernáculo. En consideración a su elevada posición, y en señal de pesar <strong>por</strong> el golpe que<br />

ella había recibido, todo el pueblo permaneció en Haseroth, en espera de su regreso.<br />

Esta manifestación del desagrado del Señor tenía <strong>por</strong> objeto advertir a todo Israel que<br />

pusiera coto al creciente espíritu de descontento y de insubordinación. Si el descontento y la<br />

envidia de María no hubiesen recibido una señalada reprensión, habrían resultado en grandes<br />

males. La envidia es una de las peores características satánicas que puedan existir en el corazón<br />

humano, y es una de las más funestas en sus consecuencias. Dice el sabio: "Cruel es la ira, e<br />

impetuoso el furor; mas ¿quién parará delante de la envidia?" (Prov. 27: 4.) Fue la envidia la que<br />

causó la primera discordia en el cielo, y el albergarla ha obrado males indecibles entre los hombres.<br />

"Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa." (Sant. 3: 16.)<br />

No debemos considerar como cosa baladí el hablar mal de los demás, ni constituirnos nosotros<br />

mismos en jueces de sus motivos o acciones. "El que murmura del hermano, y juzga a su hermano,<br />

este tal murmura de la ley, y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres guardador de la ley,<br />

sino juez." (Sant. 4: 11.)<br />

Sólo hay un juez, "el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará los<br />

intentos de los corazones." (1 Cor. 4: 5.) Y todo el que se encargue de juzgar y condenar a sus<br />

semejantes usurpa la prerrogativa del Creador. La Biblia nos enseña en forma especial que<br />

prestemos cuidado a no acusar precipitadamente a los llamados <strong>por</strong> Dios para que actúen como<br />

sus embajadores. El apóstol Pedro, al describir una clase de pecadores empedernidos, los llama<br />

"atrevidos, contumaces, que no temen decir mal de las potestades superiores: como quiera que los<br />

mismos ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición<br />

contra ellas delante del Señor." (2 Ped. 2: 10, 11.) Y Pablo, en sus instrucciones dadas a los que<br />

dirigen las iglesias, 406 dice: "Contra el anciano no recibas acusación sino con dos o tres testigos."<br />

(1 Tim. 5: 9.) El que impuso a ciertos hombres la pesada carga de ser dirigentes y maestros de su<br />

pueblo, hará a éste responsable de la manera en que trate a sus siervos. Hemos de honrar a quienes<br />

Dios honró. El castigo que cayo sobre María debe servir de reprensión para todos los que, cediendo<br />

a los celos, murmuren contra aquellos sobre quienes Dios puso la pesada carga de su obra.<br />

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