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Patriarcas y Profetas por Elena White

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

Desde los tiempos prehistóricos, traza Patriarcas y Profetas el conflicto entre el bien y el mal y su alcance universal. Este libro responde de manera sucinta a las preguntas hirvientes sobre el amor, la naturaleza humana, maldiciones generacionales, bendiciones generacionales y el trayecto de la vida. Llevando al lector detrás de la cortina para penetrar los misterios del pasado que prefigura el futuro, el libro investiga a fondo los caracteres de los hombres y las mujeres nacidos en circunstancias sombrías y probados en crisoles de arduas a través del cual se revelan defectos trágicos y virtudes dignas. Repetidas veces, ha configurado la intervención sobrenatural de forma dinámica sus cursos, mientras que sus opciones, para mejor o para peor, hacen una huella imborrable en su descendencia y sus sociedades. Se distingue a las personas a la espera de una esperanza futura tenazmente abrazando las promesas de cambio de vida ...

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salvar a Israel <strong>por</strong> mi mano, como lo has dicho." Por la mañana el vellón estaba mojado, en tanto<br />

que la tierra estaba seca. Sintió, sin embargo, una duda, puesto que la lana absorbe naturalmente<br />

la humedad cuando la hay en el aire; la prueba no era tal vez decisiva.<br />

Por consiguiente, rogando que su extrema cautela no desagradase al Señor, pidió que la<br />

señal se invirtiera. Le fue otorgado lo que pidió. Así animado, Gedeón sacó sus fuerzas a pelear<br />

con los invasores. "Y todos los Madianitas, y Amalecitas, y orientales, se juntaron a una, y pasando<br />

asentaron campo en el valle de Jezreel." La hueste que iba al mando de Gedeón no pasaba de<br />

treinta y dos mil hombres; pero mientras estaba el inmenso ejército enemigo desplegado delante<br />

de él, le dirigió el Señor las siguientes palabras: "El pueblo que está contigo es mucho para que yo<br />

dé a los Madianitas en su mano: <strong>por</strong>que no se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha<br />

salvado. Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece,<br />

madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad." Los que no estaban dispuestos a arrostrar peligros<br />

y penurias, o cuyos intereses mundanos desviaban su corazón de la obra de Dios, no fortalecían en<br />

modo alguno a los ejércitos de Israel.<br />

Su presencia no podía ser sino causa de debilidad. Se había hecho ley en Israel que antes de<br />

que el ejército saliera a la batalla, se le hiciese la siguiente proclamación: "¿Quién ha edificado<br />

casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, <strong>por</strong>que quizá no muera en la batalla,<br />

y otro alguno la estrene. ¿Y quién ha plantado viña, y no ha hecho común uso de ella? Vaya, y<br />

vuélvase a su casa, <strong>por</strong>que quizá no muera en la batalla, y otro alguno la goce. ¿Y quién se ha<br />

desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, <strong>por</strong>que quizá no muera en la<br />

batalla, y alguno otro la tome." Y además los oficiales debían decir al pueblo: "¿Quién es hombre<br />

medroso y tierno de corazón? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos,<br />

como su corazón." (Deut. 20: 5-8.)<br />

Debido a que el número de sus soldados era muy pequeño en comparación con los del<br />

enemigo, Gedeón se había abstenido de hacer la proclamación de costumbre. Se llenó de asombro<br />

al oír que su ejército era demasiado grande. Pero el Señor veía el orgullo y la incredulidad que<br />

había en el corazón de su pueblo. Incitado <strong>por</strong> las conmovedoras exhortaciones de Gedeón, se<br />

había alistado de buena gana; pero muchos se llenaron de temor al ver las multitudes de los<br />

madianitas. No obstante, si Israel hubiera triunfado, aquellos mismos miedosos se habrían<br />

atribuido la gloria en vez de adjudicarle la victoria a Dios.<br />

Gedeón obedeció las instrucciones del Señor, y con el corazón oprimido vio marcharse para<br />

sus hogares a veintidós mil hombres, o sea más de las dos terceras partes de su ejército.<br />

Nuevamente oyó la voz de Dios decirle: "Aun es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí yo<br />

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