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JUAN PABLO CAMPS CARREÑO<br />
cerse una idea del tipo de niño y familia<br />
que hay; se observan conductas, apariencias,<br />
recursos económicos de las familias.<br />
También se realizan visitas a los colegios<br />
en su interior para percibir el ambiente, el<br />
orden y la infraestructura.<br />
Sea establecimiento municipal o subvencionado,<br />
la elección considera de forma<br />
transversal el tema de la seguridad; si se<br />
elige una dependencia municipal, el perfil<br />
social de apoderados y estudiantes no debe<br />
considerarse una amenaza, en términos<br />
de conductas delictuales o agresivas.<br />
2.2. Elección de escuela<br />
y búsqueda de identidad<br />
diferenciada<br />
Las motivaciones y sentidos de la elección<br />
de escuela se alejan de los supuestos del<br />
agente racional como motor del mercado<br />
educativo. En efecto, al no considerarse<br />
los indicadores de calidad que el sistema<br />
ofrece para decidir la relación precio-calidad<br />
y así optimizar la elección, se aprecia<br />
la importancia de un complejo y racional<br />
proceso de búsqueda de diferenciación y<br />
construcción de identidad.<br />
Al no estar la elección centrada en el Simce<br />
u otros criterios de calidad, se ve que<br />
el motor principal es la distinción social.<br />
Este criterio sin embargo, no responde a<br />
los supuestos con que operaría un agente<br />
racional en el marco del mercado. Lo<br />
que se busca no es calidad educativa, sino<br />
consolidar una identidad de clase para diferenciarse.<br />
En esta misma línea, se destaca que la<br />
elección de escuela al estar relacionada<br />
con la búsqueda del reconocimiento y por<br />
tanto de identidad, resulta un proceso<br />
que envuelve a toda la familia, poniendo<br />
en juego ideales y proyecciones. Es la<br />
identidad familiar la que se pone en juego<br />
en la elección, en función de un ideal<br />
que une a sus miembros en un proyecto<br />
a realizarse. Se podría decir entones que<br />
los padres también eligen una institución<br />
educativa de la cual también se harán<br />
parte, en tanto actores de la comunidad<br />
educativa. Esto explica en parte, el estrés<br />
y presión que en ocasiones viven las familias<br />
en los procesos de selección que realizan<br />
las escuelas. Si bien este no es un fenómeno<br />
que se manifiesta con fuerza en<br />
el segmento estudiado, toda vez que las<br />
escuelas elegidas por estos apoderados<br />
no realizan procesos de selección muy<br />
demandantes, sería interesante indagar<br />
en este fenómeno para el caso de familias<br />
que se ven expuestas a procesos de ingreso<br />
altamente selectivos (donde las escuelas<br />
eligen familias, y no al revés, como lo<br />
supone el modelo de mercado educativo).<br />
La elección de escuela parece ser comprendida<br />
entonces, como un proceso que<br />
define la opción de identidad y la demanda<br />
de reconocimiento en el contexto de<br />
una sociedad moderna, cambiante e inestable<br />
(Bauman, 2002). Racionalidad que<br />
se contrapone a los supuestos del modelo<br />
de mercado y al agente racional, que<br />
busca optimizar beneficios en un cálculo<br />
“objetivo” de costo/beneficio, de acuerdo<br />
al precio/calidad de la oferta educativa. El<br />
sistema educativo funcionaría así, como<br />
un mercado de diferenciación y construcción<br />
de identidad, más que como<br />
un mercado de educación. No se vende<br />
educación de calidad diversa, sino que se<br />
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