13.11.2016 Views

apoyaron María

UNimn6

UNimn6

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ISABEL PAZ YÁÑEZ MENA<br />

Introducción<br />

Una radiografía a los años noventa en<br />

Chile tendría entre sus principales zonas<br />

iluminadas a la generación del “no estoy<br />

ni ahí”. La frase, popularizada por el famoso<br />

tenista Marcelo Ríos, hacía referencia<br />

al desencanto político propio de la época<br />

post-dictatorial, donde el individualismo<br />

y el mercado ya habían avanzado<br />

de manera perentoria en la esfera social.<br />

Expresión de ello son los estudios sociales<br />

del periodo, los cuales se abocaron a<br />

identificar y definir el tipo de sociedad<br />

resultante posterior a la instalación del<br />

modelo neoliberal, constatando en su<br />

mayoría, una creciente individualización<br />

y un debilitamiento de los lazos sociales<br />

(Lechner, 2002). Así, la desconfianza en el<br />

otro se alzó como la actitud predominante<br />

en la sociedad transicional, incorporándose<br />

como táctica para resguardar la<br />

seguridad y el cuidado entre los chilenos<br />

(PNUD, 1998).<br />

Una manifestación de lo anterior se puede<br />

observar en los sectores populares. En<br />

efecto, conforme al lugar de la estructura<br />

social donde se posiciona este grupo, se<br />

ha observado en ellos, históricamente, el<br />

despliegue de estrategias colectivas para<br />

asegurar su sobrevivencia y reproducción<br />

(Campero, 1987; Baño, 1985). Sin embargo,<br />

entre las principales herencias de la dictadura<br />

en las políticas sociales, se encuentra<br />

la estratificación social de los grupos familiares<br />

de acuerdo a un puntaje en una<br />

ficha social.<br />

Este ordenamiento ha estimulado la competencia<br />

dentro del mundo popular para<br />

acceder a algún tipo de beneficio institucional<br />

(Posner, 2012), “quebrantando con<br />

ello el vínculo social y filial” de los afectados<br />

por la situación de pobreza (FSP, 2013. P8).<br />

Así, se instala entre estas personas, que la<br />

satisfacción de sus necesidades depende<br />

de los dispositivos gubernamentales y del<br />

crédito (Márquez, 2008); propiciándose<br />

entre los sujetos el despliegue de “perversos<br />

ejercicios para demostrar miseria”, y<br />

de este modo obtener la asistencia estatal<br />

(FSP, 2013. P8). Ciertamente, la inclusión<br />

de este tipo de prácticas, y otras que<br />

apuntan en la misma dirección, ha contribuido<br />

en la corrosión del tejido social<br />

característico de estas poblaciones, obstaculizándose,<br />

a partir de ello, el surgimiento<br />

de procesos colectivos y comunitarios.<br />

En este sentido, los noventa fueron especialmente<br />

débiles en términos de acciones<br />

colectivas o movilizaciones sociales<br />

(Garcés, 2004). Luego de diecisiete años<br />

de dictadura y con una democracia que se<br />

definió en transición, los actores colectivos<br />

fueron apaciguándose entre políticas<br />

sociales de alcance efectivo (Martuccelli<br />

& Araujo, 2012). A modo de ejemplo,<br />

en la demanda habitacional se observó<br />

un “exitoso” programa de construcción<br />

de viviendas en términos cuantitativos,<br />

reduciendo con ello el alto déficit habitacional<br />

dejado por el estado autoritario<br />

(Minvu, 2004). Así, los “sin techo” asumían<br />

una corresponsabilidad para acceder a<br />

su vivienda definitiva, debiendo postular<br />

a un subsidio previo ahorro, además de<br />

122

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!