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BORREGOdermund

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BORREGO : Derrota mundial<br />

nihilismo y de marxismo que inquietaba aún más a las ya descontentas masas<br />

proletarias.<br />

Hablando de esa época, el historiador judío Simón Dubnow di-ce que<br />

«el mismo año en que se fundó en Basilea la Organización Sionista,<br />

formóse en Wilno una asociación socialista secreta denominada Bund (1897).<br />

Desarrolló el Bund una propagan-da revolucionaria entre las masas judías en su<br />

lengua, el yidisch, lo cual constituyó, en un principio, el único síntoma nacional<br />

de ese partido... Además del Bund nacieron partidos mixtos de sionistas y<br />

socialistas, los Polae Sión y los Sionistas Socialistas. Estos partidos libraron una<br />

lucha abierta contra el gobierno ruso, particularmente en la revolución de 1905.<br />

Los revolucionarios israelitas participaron asimismo en los partidos socialistas<br />

rusos, en las manifestaciones estudiantiles, en las huelgas obreras y en los actos<br />

terroristas contra los gobernantes»[3]<br />

La renovada agitación degeneró en graves disturbios obreros en 1899. El<br />

Partido Social Revolucionario tenía una sección terrorista a cargo del sagaz judío<br />

Gershuni, cuyos agentes mataron al ministro ruso Sipyagin, al gobernador<br />

Bogdanovich, al premier Plehve, al gran duque Sergey y al general Dubrassov. El zar<br />

Nicolás II pensó que había dado un paso en falso al suavizar el trato para los<br />

is-raelitas y restableció algunas de las limitaciones que años antes les levantara.<br />

Numerosos propaladores del marxismo, entre ellos el ju-dío León Davidovich<br />

Bronstein (posteriormente conocido como León Trotsky) fueron deportados a<br />

Siberia. (Trotsky estaba casado con una hija del financiero judío Giovotovsky).<br />

Las turbulencias parecieron amainar. Incluso surgió una escisión entre los<br />

mismos agitadores; no en cuanto a su meta, sino en cuanto a la mayor o menor<br />

impetuosidad para alcanzarla. No era que unos hebreos se lanzaran contra otros, sino<br />

que diferían de opinión respecto a la táctica de lucha. Así surgieron los bolcheviques<br />

(los del programa máximo) y los mencheviques (los del programa mínimo). Vladimir<br />

Ilitch (Lenin) se hizo líder de los primeros.<br />

Aunque la severa represión oficial alcanzó a muchos agitadores ju-díos que se<br />

movían entre los trabajadores, dejó intacta la estructura secreta que gestaba la<br />

revolución. Creyendo haber sido ya suficientemente severo, o buscando una<br />

transacción con ellos, en 1904 el régimen suavizó su política hacia los israelitas. Pero<br />

éstos inmediatamente reforzaron su actividad revolucionaria y en 1905 organizaron<br />

motines más grandes que los anteriores. Entonces el zar Nicolás II se alarmó e hizo<br />

nuevas concesiones al conglomerado judío, cuya fuerza política era ya un hecho<br />

innegable.<br />

Con esto el marxismo cobró mayor brío. Inútilmente los zares habían querido<br />

evitar la agitación reprimiendo a los que directamente alentaban el descontento<br />

popular nacido de la miseria, pero sin anular a los ocultos conspiradores, que eran los<br />

que dirigían todo el movimiento para subvertir el orden. Además, poco hacía el<br />

régimen por aliviar la miseria misma y por destruir la forma capciosa y oropelesca en<br />

que explotaban esta circunstancia los agitadores marxistas.<br />

Ante la sutil técnica de la conspiración marxista los zares fueron incapaces de<br />

una acción coordinada y firme para liquidarla. Frecuentemente titubearon y en<br />

ocasiones llegaron a concebir el absurdo de que los brotes de desorden podrían<br />

conjurarse mediante concesiones. Pero resulta que hacer concesiones a un adversario<br />

que busca la victoria total es sólo facilitarle su camino.<br />

Lenin y algunos de sus colaboradores emigraron para ponerse a salvo de las<br />

redadas de revolucionarios que de tiempo en tiempo hacía el régimen zarista. Por eso<br />

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