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BORREGOdermund

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BORREGO : Derrota mundial<br />

Incluso a Schacht tuve que empezar a explicarle esta verdad elemental: que la<br />

causa esencial de la estabilidad de nuestra moneda había que buscarla en los<br />

campos de concentración. La moneda permanece estable en cuanto los<br />

especuladores van a un campo de trabajo. Tuve igualmente que hacerle<br />

comprender a Schacht que los beneficios excesivos deben retirarse del ciclo<br />

económico.<br />

»Todas estas cosas son simples y naturales. Lo fundamental es no permitir<br />

que los judíos metan en ellas su nariz. La base de la política comercial judía<br />

reside en hacer que los negocios lleguen a ser incomprensibles para un cerebro<br />

normal. Se extasía uno ante la ciencia de los grandes economistas. ¡Al que no<br />

comprende nada se le califica de ignorante! En el fondo, la única razón de la<br />

existencia de tales argucias es que lo enredan todo... Sólo los profesores no han<br />

comprendido que el valor del dinero depende de las mercancías que el dinero<br />

tiene detrás.<br />

»Dar dinero es únicamente un problema de fabricación de papel. Toda la<br />

cuestión es saber si los trabajadores producen en la medida de la fabricación del<br />

papel. Si el trabajo no aumenta y por lo tanto la producción queda al mismo<br />

nivel, el aumento de dinero no les permitirá comprar más cosas que las que<br />

compraban antes con menos dinero. Evidentemente esta teoría no hubiera<br />

podido suministrar la materia de una disertación científica. Al economista<br />

distinguido le importa sobre todo exponer ideas envueltas en frases sibilinas...<br />

»Demostré a Zwiedineck que el patrón oro, la cobertura de la moneda,<br />

eran puras ficciones, y que me negaba en el futuro a considerarlas como<br />

venerables e intangibles; que a mis ojos el dinero no representaba nada más que<br />

la contrapartida de un trabajo y que no tenía por lo tanto valor más que en la<br />

medida que representase trabajo realmente efectuado. Precisé que allí donde el<br />

dinero no representaba trabajo, para mí carecía de valor.<br />

»Zwiedineck se quedó horrorizado al oírme. Me explicó que mis ideas<br />

conmovían las nociones más sólidamente establecidas de la ciencia económica y<br />

que su aplicación llevaría inevitablemente, al desastre.<br />

»Cuando, después de la toma del poder, tuve ocasión de traducir en<br />

hechos mis ideas, los economistas no sintieron el menor empacho, después de<br />

haber dado una vuelta completa, en explicar científicamente el valor de mi<br />

sistema»[12].<br />

«Toda vida económica es la expresión de una vida psíquica», escribió Oswaldo<br />

Spengler en «Decadencia de Occidente». Y en efecto, el nacionalsocialismo modificó<br />

la economía de la nación en cuanto logró orientar hacia metas ideales la actitud<br />

psíquica del pueblo. La falsificación judía de la Economía Política, según la cual el<br />

trabajo es sólo una mercancía y el oro la base única de la moneda sana, quedó<br />

evidentemente al descubierto.<br />

Muchos incrédulos investigadores fueron a cerciorarse con sus propios ojos de<br />

lo que estaba ocurriendo en Alemania. «Radcliffe Collage» de Estados Unidos, envió<br />

a Berlín al economista antinazi Máxime Y. Sweezy. Entre sus conclusiones publicadas<br />

en el libro «La Economía Nacionalsocialista», figuran las siguientes:<br />

«El pensamiento occidental, cegado por los conceptos de una economía<br />

arcaica, creyó que la inflación, la falta de recursos, o una revolución,<br />

condenaban a Hitler al fracaso... Mediante obras públicas y subsidios para<br />

trabajos de construcción privada se logró la absorción de los cesantes. Se cuidó<br />

de que los trabajadores de determinada edad, especialmente aquellos que<br />

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