BORREGOdermund
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BORREGO : Derrota mundial<br />
«Alemania está indigesta de hebreos... Los hebreos son sin disputa la raza<br />
más tenaz y genuina que vive en Europa. Saben abrirse paso en las peores<br />
condiciones, quizá mejor que en las condiciones favorables... Un pensador que<br />
medite sobre el porvenir de Europa deberá contar con los hebreos y con los<br />
rusos como los factores más probables y seguros en la gran lucha»<br />
Y ambos factores, que iban a probar su eficacia en «la gran lucha», fueron<br />
precisamente los dos enemigos que desde 1919 escogió Adolfo Hitler. Ya en 1912,<br />
siendo entonces acuarelista, consideraba que el problema del crecimiento de<br />
Alemania no debía resolverse restringiendo la natalidad, como lo proclamaba el<br />
médico israelita Magnus Hirschfeld; la colonización interior era sólo un calmante; y<br />
en cuanto a la colonización ultramarina, la juzgaba inconveniente porque daría lugar<br />
a choques con el Imperio Británico. Esto se hallaba en pugna con su idea básica de<br />
marchar contra la URSS y no contra Occidente.<br />
«En consecuencia —decía—, la única posibilidad hacia la realización de<br />
una sana política territorial reside para Alemania en la adquisición de nuevas<br />
tierras en el Continente mismo... Y si esa adquisición quería hacerse en Europa,<br />
no podía ser en resumen sino a costa de Rusia. Por cierto que para una política<br />
de esa tendencia, había en Europa un solo aliado posible: Inglaterra»[1].<br />
Posteriormente, al escribir la segunda parte de «Mi Lucha», Hitler entró en más<br />
pormenores respecto a su idea de frustrar la absorción marxista de Rusia y de que el<br />
crecimiento de Alemania se hiciera a costa de las vastas extensiones territoriales<br />
soviéticas.<br />
«La pretensión —añadía— de restablecer las fronteras de 1914 constituye<br />
una insensatez política de proporciones y consecuencias tales, que la revelan<br />
como un crimen.<br />
»No debe olvidarse jamás que el judío internacional, soberano absoluto de<br />
la Rusia de hoy, no ve en Alemania una aliado posible, sino un Estado<br />
predestinado a la misma suerte política. Alemania constituye para el<br />
bolchevismo el gran objetivo de su lucha. Se requiere todo el valor de una idea<br />
nueva, encarnando una misión, para arrancar una vez más a nuestro pueblo de<br />
la estrangulación de esta serpiente internacional...<br />
»Confieso francamente que ya en la época de la anteguerra, me habría<br />
parecido más conveniente que Alemania, renunciando a su insensata política<br />
colonial y, consiguientemente, al incremento de su flota mercante y de guerra,<br />
hubiese pactado con Inglaterra en contra de Rusia y pasado así de su trivial<br />
política cosmopolita, a una política europea resuelta, de tendencia territorial en<br />
el continente».<br />
EL PRIMER PARTIDO ANTICOMUNISTA<br />
El ejército alemán —reducido a cien mil hombres por el Tratado de Versalles—,<br />
veía con creciente inquietud cómo proliferaba el marxismo. Aunque los militares no<br />
podían actuar en política, algunos jefes se esforzaban cuando menos por mantenerse<br />
al tanto de los planes de las organizaciones izquierdistas. Era natural que para ellos,<br />
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