BORREGOdermund
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BORREGO : Derrota mundial<br />
Prólogo a la Segunda Edición<br />
La obra de Salvador Borrego E., que hoy alcanza su segunda edición, es una de<br />
las más importantes que se hayan publicado en América. Causa satisfacción que un<br />
mexicano de la nueva genera-ción, haya sido capaz de juzgar con tanto acierto los<br />
sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.<br />
Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que<br />
todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las<br />
guerras modernas se desa-rrollan tanto en el frente de combate como en las páginas<br />
de la imprenta. La propaganda es una arma poderosa, a veces decisiva para engañar<br />
la opinión mundial. Ya desde la primera guerra euro-pea, se vio la audacia para<br />
mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación<br />
aparentemente intacha-ble. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones<br />
enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en<br />
el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se<br />
supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las<br />
comunicaciones mun-diales.<br />
Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos ha-yan llevado a<br />
participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos<br />
dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos<br />
con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan<br />
numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es<br />
el espectáculo que todavía siguen dando algunos «intelectuales» nuestros, cuando<br />
hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus<br />
frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de<br />
burlar sistemáticamente el sufragio. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no<br />
son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y<br />
procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.<br />
«Durante seis años, dice Borrego, el mundo creyó luchar por la bandera de<br />
libertad y democracia que los países aliados enarbolaron a nombre de Polonia.<br />
Pero al consumarse la victoria, países enteros, incluyendo Polonia misma,<br />
perdieron su soberanía bajo el conjuro inexplicable de una victoria cuyo<br />
desastre muy pocos alcanzaron a prever».<br />
La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos años escasos y en<br />
tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha confirmado sus predicciones, ha<br />
multiplicado los males que tan valien-temente descubriera.<br />
Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas que fueron otros<br />
tantos florones de la cultura cristiana occidental, se encuentran aplastadas por la bota<br />
soviética, se hallan en estado de «desintegración definitiva».<br />
Y el monstruo anticristiano sigue avanzando. Detrás de la sonrisa de Mendes-<br />
France, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa enigmática sonrisa, seis<br />
millones de católicos del Vietnam, fruto precioso de un siglo de labor misionera<br />
francesa, han caído dentro de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas<br />
dedican a las poblaciones cristianas.<br />
E1 caso contemporáneo tiene antecedentes en las invasiones asiáticas de un<br />
Gengis-Kan, que esclavizaba naciones; tiene antecedentes en las conquistas de<br />
Solimán, que degollaba cristianos den-tro de los templos mismos que habían<br />
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