BORREGOdermund
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BORREGO : Derrota mundial<br />
con mi destino abrigando una fe firmísima en la causa y en el porvenir de la nación y<br />
de mi Fuehrer». Esa misma noche se dio un tiro.<br />
Era la antigua y solemnemente siniestra tradición de la marina de que el capitán<br />
y su barco forman un mismo ser. Ninguno sobrevive al otro.<br />
Entretanto, la pequeña flota submarina alemana seguía apegándose al<br />
reglamento de presas, según el cual deberían detener a los barcos enemigos de carga<br />
y hundirlos después de que sus tripulantes se hubieran puesto a salvo. Pero no<br />
obstante esto, la propaganda inglesa difundía que los mercantes eran hundidos sin<br />
previo aviso y que perecían mujeres y niños. (Al terminar la guerra, la Gran Bretaña<br />
reconoció todo lo contrario).<br />
El 26 de septiembre (1939) Churchill ordenó que todos los mercantes fueran<br />
artillados y que sus tripulantes presentaran resistencia a los submarinos, de tal<br />
manera que éstos ya no pudieran seguir practicando la guerra limitada que se les<br />
había ordenado.<br />
El 30 de octubre el submarino U-56, del capitán Zahn, se jugó peli-grosamente<br />
la existencia burlando la protección de diez destructores y lo-gró acercarse al<br />
acorazado británico «Nelson», en el que hizo blanco con tres torpedos, pero<br />
inexplicablemente ninguno estalló. (Posteriormente se supo que en ese acorazado<br />
viajaba Churchill). Toda la tripulación del sub-marino regresó a su base<br />
profundamente deprimida por el extraño fracaso.<br />
Durante los meses de invierno los sumergibles se vieron sujetos a duras<br />
pruebas: el hielo tapaba los escapes de los motores o afectaba las cualidades de<br />
sumergibilidad. En sus 4 primeros meses de lucha hundieron barcos con un total de<br />
505,000 toneladas. El U-49 del capitán von Gossler, se vio en una ocasión tan<br />
duramente perseguido por los destructores ingleses que descendió a 148 metros de<br />
profundidad. Fue un experimento que nadie había hecho hasta entonces porque se<br />
calculaba que a esa profundidad la enorme presión del agua, equivalente a la de 15<br />
atmósferas, haría trizas al submarino.<br />
Por su parte, la flota aglo-francesa fue estrechando el bloqueo. En marzo de<br />
1940 otro submarino alemán penetró en un puerto inglés, el de Kirkwall, y hundió al<br />
barco «Corneta». El mercante «Altmark» burló el bloqueo y regresó a Kiel. La<br />
superioridad numérica anglo-francesa no lograba satisfactorios progresos ni siquiera<br />
en el mar y Churchill decidió arrojar por la borda todo principio de legalidad, aunque<br />
era precisamente la legalidad lo que decía defender. La noche del 30 de marzo (1940)<br />
Churchill anunció que Inglaterra no reconocía ya como neutrales «los actos que a<br />
pesar de que se apeguen al Derecho Internacional, puedan favorecer a Alemania».<br />
Entretanto, en el invierno de 1939-1940 la URSS ha atacado a Finlandia. Pero<br />
Inglaterra y Francia no mueven ni un dedo para defender a los finlandeses. Si<br />
Alemania ataca a Polonia, es eso un acto salvaje que debe precipitar a Occidente en<br />
una guerra, pero si la URSS ataca también a Polonia y luego a Finlandia, el judaísmo<br />
logra que Occidente se lave silenciosamente las manos.<br />
La flota inglesa y la flota francesa violan el Derecho Internacional e incursionan<br />
en las aguas de Noruega para impedir que lleguen materias primas a Alemania. El<br />
bloqueo anglo-francés ya no reconoce la neutralidad de ningún país débil. El 31 de<br />
marzo Londres anuncia que no se permitirá más el comercio entre México y<br />
Alemania, ni tampoco entre Noruega y Alemania. Un nuevo sesgo en la guerra está a<br />
punto de estremecer al mundo.<br />
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