BORREGOdermund
BORREGOdermund
BORREGOdermund
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
BORREGO : Derrota mundial<br />
universal.<br />
Entretanto, el movimiento comunista internacional hizo un nuevo esfuerzo para<br />
estrechar los vínculos entre alemanes y soviéticos. El Ministro de Relaciones<br />
Exteriores de Alemania, Walter Rathenau, judío, concertó con los jefes israelitas de<br />
Moscú el llamado Tratado de Rapallo, que era un paso más en el sueño de los<br />
israelitas Marx, Engels y Lenin para integrar una poderosa organización marxista con<br />
las masas agrícolas de Rusia y los contingentes obreros y técnicos de la<br />
industrializada Alemania. Mediante el Tratado de Rapallo fueron enviados<br />
ochocientos peritos militares e industriales alemanes a vigorizar la maquinaria<br />
soviética, modernizando el Ejército Rojo y creando nuevas industrias. Poco después<br />
el israelita Rathenau fue muerto a tiros por nacionalistas alemanes y quedó así de<br />
manifiesto que el comunismo no podía dar todavía ningún paso firme en Alemania.<br />
Allí se veía cabalmente el peligro del marxismo y los influyentes generales<br />
Ludendorff y Hoffman se habían puesto desde 1923 en contacto con el mariscal Foch,<br />
de Francia, con miras a forjar una alianza occidental contra esa amenaza. Foch se<br />
mostraba bien dispuesto, pero surgieron muchos obstáculos diplomáticos, tanto en<br />
Inglaterra como en Francia, el general Hoffman murió en forma extraña y la alianza<br />
no llegó a formalizarse.<br />
En esa agitada situación Hitler trataba de sacar adelante su Partido, que<br />
afrontaba enormes dificultades. La derecha conservadora veía con desconfianza la<br />
inclinación del nacionalsocialismo por los desheredados, en tanto que los<br />
revolucionarios izquierdistas lo combatían furiosamente. En realidad el partido de<br />
Hitler era una nueva dirección que ni marchaba con las injusticias de los<br />
conservadores ni comulgaba con la tendencia internacional del marxismo israelita.<br />
Ante las dificultades de esa lucha nueva, Hitler argumentaba que no es tarea del<br />
teorizante allanarle el camino a una idea, sino procurar la exactitud de ésta. En la<br />
segunda etapa corresponde al ejecutor práctico vencer las dificultades.<br />
BAUTIZO DE FUEGO DEL NACIONALSOCIALISMO<br />
Hitler mismo se encargó de esa segunda etapa. Tras de darle a su partido —<br />
como teorizante— la estructura ideológica, lo lanzó a la calle y a los mitines y lo<br />
encabezó en la lucha para ganar prosélitos. Pronto tuvo que hacer frente a una<br />
escisión provocada por judíos que indirectamente suscitaron una pugna entre<br />
católicos y protestantes. Apenas superada esa crisis se encontró ante la dificultad de<br />
que:<br />
«era difícil —decía— refutar entre las masas obreras la doctrina de Marx, por la<br />
curiosa circunstancia de que los fundamentos mismos eran desconocidos para<br />
las masas, cuya adhesión al marxismo era más un movimiento utópico e<br />
irreflexivo que una convicción política. Entre cien mil obreros alemanes no hay,<br />
por término medio, cien que conozcan la obra de Marx, obra que desde un<br />
principio fue estudiada mil veces más por los intelectuales y ante todo por los<br />
judíos que por los verdaderos adeptos del marxismo situados en las vastas<br />
esferas inferiores del pueblo; ya que tampoco esta obra fue escrita para las<br />
masas, sino exclusivamente para los dirigentes intelectuales de la máquina judía<br />
de conquista mundial».<br />
— 38 —