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Wilson Miño Grijalva<br />
Se utilizó la gura de la cooperación en agrupaciones familiares y políticas. En este<br />
último caso eran caciques locales que administraban políticamente las cooperativas<br />
desde la gerencia general e impulsaban el movimiento de forma local. Las cooperativas<br />
de vivienda alcanzaban a la compra de terrenos, organización de urbanizaciones y<br />
distribución de lotes; la construcción de viviendas ya constituía un tema individual<br />
para los socios. 71 Algo similar ocurría con las cooperativas de servicio de transporte:<br />
conseguía la personería jurídica pero las unidades eran individuales y los socios no<br />
lograban conformar la “caja común”.<br />
A nes de los años 50, la posición de la Iglesia frente al tema cooperativo adopta una<br />
posición de mayor impulso a la promoción de la organización de cooperativas. Que se<br />
convertirá en un factor signicativo para el proceso que se desatará en los años 60. El<br />
fuerte apoyo de la jerarquía católica hacia el movimiento cooperativo se posiciona en<br />
1958, intervención que no deja de ser parte de las disputas por el predominio político y<br />
social de la época. En este año se celebra el primer seminario nacional sobre cooperativas<br />
para el clero ecuatoriano, en combinación con la intervención de actores importantes,<br />
nacionales e internacionales. En el campo de la promoción “el cura y el profesor se<br />
convertirán en los líderes de la promoción cooperativa, de ahí que el santoral será la<br />
fuente de nombres de las nuevas organizaciones. Para los profesores, pagados tarde y<br />
mal, el crédito cooperativo se constituirá en la base de su sobrevivencia.” 72 Sin embargo,<br />
será el sacerdote del pueblo el que abra las puertas de la comunidad a los promotores del<br />
cooperativismo en un escenario social de recelo y suspicacia.<br />
En el Ecuador, el crecimiento numérico cooperativista en el período de 1937 a<br />
1963 fue muy destacado: de cinco cooperativas inscritas, hasta 1937, alcanza a 881 en<br />
1963. 73 No obstante, esto no signica que existió una plena absorción de la doctrina<br />
cooperativista internacional. El elevado número de cooperativas inscritas representa<br />
el protagonismo de un proceso que ilustra la importancia de una vía de acceso al<br />
reconocimiento estatal y a los recursos, como la tierra y la vivienda para un importante<br />
sector social, pero que no logra consolidar el esquema asociativo y solidario en el tiempo<br />
de manera amplia y global. 74<br />
La doctrina cooperativista no tuvo arraigo en el medio ecuatoriano y fue adaptada al<br />
medio cultural nacional que privilegiaba un esquema individual y de aprovechamiento<br />
de las facilidades jurídicas de la Ley. A pesar del desarrollo del cooperativismo en los<br />
años 50 se registró una inuencia limitada de la doctrina cooperativa internacional,<br />
71 Dr. Galo Cañas (Ex -Director Nacional de Cooperativas (1969), Entrevista de 8 /09/2012<br />
72 Bernardo Jaramillo (Experto cooperativista, entrevista del 17 de julio de 2012)<br />
73 Osvaldo Hurtado y Joachim Herudek, La organización popular en el Ecuador, s/l, Instituto Ecuatoriano<br />
para el Desarrollo Social, s/f, p. 32<br />
74 En efecto, las cooperativas inscritas en el período es numeroso pero este tipo de registro no da cuenta<br />
de las limitaciones del proceso. Si se analiza un indicador de fortaleza de la constitución cooperativa,<br />
como el envío anual de balances contables a la Dirección Nacional de Cooperativas, éstas ascienden<br />
al 25 % del total registrado. Cifra consistente con información cualitativa recabada para el período de<br />
los años 60 y comienzos de los 70. Situación que incluso no es ajena a la realidad actual de la primera<br />
década del siglo XXI.