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A.B. LEVERKUS et al. Efecto del manejo de la madera quemada y la profundidad de siembra de bellotas<br />

sobre el éxito de reforestación con encina de áreas incendiadas<br />

bellotas a través de las preferencias de<br />

hábitat de los principales gremios de<br />

depredadores.<br />

La profundidad de la siembra también<br />

podría tener un efecto sobre la depredación<br />

de bellotas. Las bellotas enterradas tienen<br />

mayores posibilidades de supervivencia a la<br />

depredación que las situadas en la<br />

superficie del suelo (GÓMEZ, 2004).<br />

Además, las bellotas enterradas pueden<br />

encontrar mejores condiciones<br />

microclimáticas para la germinación y la<br />

emergencia, pues la sequía estival en zonas<br />

de clima mediterráneo es una de las<br />

principales causas de mortandad de las<br />

plántulas en condiciones de campo (PULIDO<br />

& DÍAZ, 2005).<br />

Dado que las poblaciones de roedores y<br />

ungulados pueden fluctuar enormemente en<br />

el espacio y en el tiempo (GRENFELL et al.,<br />

1998; TORRE et al., 2002), no sería raro<br />

pensar que las tasas de depredación puedan<br />

presentar importantes variaciones en<br />

diferentes estructuras de hábitat (PUERTA-<br />

PIÑERO, 2010). Sin embargo, la mayor parte<br />

de los estudios de depredación centran sus<br />

conclusiones alrededor de los resultados de<br />

uno o dos años de experimentación<br />

(GÓMEZ, 2004; MATÍAS et al. 2009;<br />

PUERTA-PIÑERO, 2010).<br />

En este estudio investigamos si la<br />

combinación de la complejidad estructural<br />

del hábitat post-incendio generada por<br />

diferentes tratamientos de la madera<br />

quemada, junto con el enterramiento de las<br />

bellotas a distintas profundidades, mejora la<br />

eficacia de la siembra para la reforestación<br />

post-incendio. Presentamos los resultados<br />

de cuatro años de experimentación.<br />

MATERIALES Y MÉTODOS<br />

Área de estudio y especies.<br />

El estudio se desarrolló en el Parque<br />

Natural y Nacional de Sierra Nevada<br />

(Granada, España), donde en septiembre de<br />

2005 un incendio quemó 1300 ha de pinares<br />

de repoblación. El fuego fue de intensidad<br />

moderada a alta y calcinó completamente la<br />

36<br />

mayoría de los árboles (CASTRO et al.,<br />

2010). La zona de estudio se sitúa en un<br />

pinar de repoblación de Pinus pinaster y P.<br />

nigra a 1477 m s.n.m. (UTM: 456070,<br />

4089811), en una ladera con orientación<br />

SW y una pendiente de 30,3 ± 5,7% (media<br />

± SE). El pinar tenía unos 40 años en la<br />

fecha del incendio, con una densidad de<br />

1477 ± 46 individuos por hectárea y un<br />

DBH de 17,7 ± 0,2 cm (CASTRO et al.<br />

2010). El clima es mediterráneo, con<br />

veranos calurosos y secos e inviernos<br />

húmedos y templados. La precipitación<br />

media anual es de 501 ± 49 mm (1988-<br />

2011) y la temperatura media es de 12,3 ±<br />

0,4 o C, oscilando desde un promedio anual<br />

mínimo de 7,6 ± 0,5 o C hasta un máximo de<br />

16,2 ± 0,6 o C (1994-2008). La roca madre<br />

está compuesta por micaesquistos<br />

(MARAÑÓN-JIMÉNEZ & CASTRO, 2012).<br />

La encina Quercus ilex subsp. ballota<br />

(Desf. Samp) es un árbol esclerófilo y<br />

perennifolio, abundante en el área<br />

mediterránea de la Península Ibérica y<br />

componente esencial de la vegetación<br />

potencial de nuestra área de estudio (Costa<br />

y VALLE, 2004). Las bellotas maduran en<br />

otoño. Los principales depredadores de<br />

bellotas en la zona son el jabalí (Sus scrofa)<br />

y roedores como Apodemus sylvaticus y<br />

Mus spretus (GÓMEZ & HÓDAR, 2008;<br />

observación personal).<br />

Diseño experimental<br />

Siete meses después del incendio (abril<br />

2006) se estableció una parcela<br />

experimental con tres tratamientos que<br />

diferían en el manejo de la madera quemada<br />

(Figura 1): 1) Extracción: se talaron todos<br />

los árboles quemados, se cortaron sus<br />

troncos con motosierras en trozas de unos 4<br />

m que posteriormente se apilaron en grupos<br />

de 10-15 y fueron dejados in situ, y se<br />

trituró el resto de la madera; 2) Ramas: se<br />

cortó el 90% de los árboles y se podaron<br />

las ramas principales, pero dejando toda la<br />

biomasa in situ; 3) Control: se dejaron los<br />

árboles quemados en pie sin realizar ningún<br />

tipo de intervención. Cada tratamiento se<br />

replicó tres veces, con una superficie media

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