rep2012actas
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de 2,0 ± 0,2 ha por réplica (CASTRO et al.,<br />
2010). Los tratamientos resultaron en una<br />
distinta complejidad estructural, misma que<br />
cambió a lo largo del tiempo, y es esta<br />
complejidad en la que se centra este<br />
estudio. Para ello, redefinimos los<br />
tratamientos en dos: (i) Baja Complejidad<br />
Estructural (BCE), hábitat abierto donde los<br />
animales grandes podían moverse y<br />
forrajear fácilmente. Este tipo de estructura<br />
se observó siempre en Extracción (Figura<br />
1); (ii) Alta Complejidad Estructural<br />
(ACE), consistente en un hábitat cubierto<br />
por las ramas y troncos quemados,<br />
difícilmente transitable para un ungulado.<br />
“Avances en la restauración de sistemas forestales. Técnicas de implantación”<br />
Hasta 2008 se obtuvo ACE en Ramas, pero<br />
con los años las ramas se fueron rompiendo<br />
y descomponiendo, dando lugar a una<br />
simplificación de la estructura. A partir de<br />
2009 se obtuvo ACE en Control, pues los<br />
árboles cayeron de forma natural y en 2009<br />
no quedaba ninguno en pie (CASTRO et al.,<br />
2010). Por consiguiente, a partir de 2009<br />
Control estuvo caracterizado por una<br />
estructura compleja de troncos y ramas<br />
esparcidos por el terreno, similar a Ramas<br />
durante los primeros años (Figura 1). En<br />
adelante, “tratamiento” se refiere a BCE y<br />
ACE.<br />
Figura 1. Esquema de los tratamientos post-incendio de la madera aplicados en 2006. Los tratamientos son: e= Extracción:<br />
corte y apilamiento de los troncos y trituración de las ramas; r= Ramas: corte del 90% de los troncos; c= Control: sin<br />
intervención. En Control los árboles cayeron (c1) hasta que en 2009 quedó una estructura similar a la de Ramas. Extracción<br />
fue siempre el tratamiento de Baja Complejidad Estructural (BCE), y el de Alta Complejidad Estructural (ACE) fue Ramas<br />
hasta 2008 y Control a partir de 2009.<br />
Siembras de bellotas<br />
Se realizaron seis siembras de bellotas a<br />
lo largo de cuatro años: en 2007 y 2008<br />
(dos siembras por año) y en 2010 y 2012<br />
(una siembra por año).<br />
En 2007 y 2008 las bellotas se<br />
colocaron a 2 cm de profundidad,<br />
simulando la dispersión biótica (GÓMEZ,<br />
2004). En cada uno de estos años se<br />
realizaron dos siembras: una en octubre y la<br />
otra en diciembre-enero, es decir, al<br />
principio y al final de la época de dispersión<br />
natural. En cada siembra se establecieron<br />
40 puntos de siembra por réplica de cada<br />
tratamiento, y en cada punto se colocaron<br />
tres bellotas separadas 10 cm entre sí. Así,<br />
se sembraron 3 bellotas x 40 puntos x 3<br />
réplicas x 2 tratamientos = 720 bellotas por<br />
siembra (ver PUERTA-PIÑERO et al., 2010<br />
para detalles). En 2007 se realizaron<br />
revisiones visuales para determinar la<br />
depredación así como la identidad del<br />
depredador. Dichas revisiones se hicieron<br />
después de 10, 25, 75 y 150 días en la<br />
primera siembra y después de 7, 20 y 105<br />
días en la segunda. La identificación del<br />
depredador fue factible debido a que los<br />
roedores hacen un pequeño agujero en la<br />
tierra para desenterrar las bellotas, mientras<br />
que los jabalís remueven el suelo dejando<br />
un rastro muy aparente (PUERTA-PIÑERO,<br />
2010). En 2008 se realizó solamente una<br />
revisión final en la primavera. Al final de<br />
los experimentos se realizó una inspección<br />
exhaustiva de las bellotas sembradas,<br />
desenterrando los puntos de siembra, para<br />
confirmar los resultados de la apreciación<br />
visual.<br />
En enero de 2010 y 2012 se realizaron<br />
la quinta y la sexta siembras con el objetivo<br />
de estudiar los efectos de la profundidad de<br />
siembra sobre la depredación de bellotas en<br />
los distintos tratamientos. Se sembraron 150<br />
(2010) y 70 (2012) bellotas en cada réplica<br />
de los dos tratamientos (en total 900 y 420<br />
bellotas para 2010 y 2012,<br />
respectivamente). El 50% de las bellotas<br />
fue sembrado a 2 cm (someras) y la otra<br />
mitad a 8 cm (profundas), simulando estas<br />
últimas la siembra humana con propósitos<br />
de reforestación (ALLEN et al., 2004; DEY et<br />
al., 2008). Las bellotas fueron enterradas<br />
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