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EDUARDO MANTILLA TREJOS.<br />
Literato, poeta y periodista colombiano. Nació en Arauca, capital del<br />
Departamento de Arauca Realizó estudios de español y literatura en la<br />
Uni<strong>ver</strong>sidad Pedagógica Nacional y periodismo en la Uni<strong>ver</strong>sidad del<br />
Rosario en Bogotá. Es miembro de la Academia de Historia del Meta. Ha<br />
publicado: Mastranto (Poesía). 1980. La Rubiera (Novela) 1994. Lencho<br />
Alfaro (Novela) 1986. Pore , La Libertadora. (Novela) 1986. Historia<br />
Verídica de los Tumbatiranos. (Historia Novelada) 1992. Hombres de<br />
Casabe. (Cuentos) 1994. La Serpiente enroscada (Cuentos). Según lo<br />
afirma Elías Matus Torres: "Eduardo Mantilla Trejos, hoy por hoy es el<br />
escritor <strong>más</strong> depurado y <strong>ver</strong>sátil del llano, no hay genero literario que no<br />
domine con elegancia ni tema que no desarrolle, nació y creció en los<br />
llanos de allí extracta experiencias directas que tienen extraordinaria fuerza<br />
telúricas. La simplicidad es un relato breve que despoja al hombre de su<br />
moralidad y lo somete a las leyes de la selva. En esa parte Eduardo<br />
Mantilla Trejos es <strong>más</strong> <strong>ver</strong>náculo, <strong>más</strong> cargado de poesía y de símbolos<br />
porque el autor salió de esas canteras".<br />
HOMBRES DE CASABE<br />
EDUARDO MANTILLA TREJOS.<br />
"Si algo había aprendido en esta tierra,<br />
era que nada era <strong>más</strong> temido que la muerte del sol".<br />
El jeque de Sogamoso, ataviado con la manta del sol radiado y los<br />
flequillos de oro, danza parsimoniosamente alrededor del altar batiendo un<br />
incensario tallado en piedra donde se queman pepas de vainilla y cagarrutas<br />
de venado. Los ricos brazaletes y tobilleras, con incrustaciones de<br />
esmeraldas, producen un retintín sonoro al chocar con los flecos. La<br />
nariguera en forma de media luna tapa por completo los labios gruesos del<br />
oficiante del templo del sol. Ávidos de sangre, los ojos enrojecidos del<br />
shamán ponen al descubierto muchos días de vigilia.<br />
Ha llegado el tiempo de la siembra. El rey de los Muiscas exige un<br />
víctima propiciatoria <strong>para</strong> que el astro rey no enteque las turmas en el surco<br />
ni pudra en agraz las mazorcas de maíz. El cacique Sugamuxi pide al