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ondeos de la prima<strong>ver</strong>a los despiertan de un prolongado letargo.” 4 Cierto<br />

que hoy esos cocodrilos y las grandes serpientes andan bastante escasos,<br />

pero el contraste entre las estaciones sigue siendo extremo. Quiere decir<br />

que entre el Llano que miró Humboldt y el que podemos contemplar<br />

nosotros existen aspectos que se mantienen casi iguales y otros que han<br />

cambiado notoriamente, como lo es la abundancia de animales salvajes,<br />

hoy en su mayoría en peligro de extinción. Este tipo de cambio se<br />

encuentra, precisamente, entre los que de <strong>ver</strong>dad nos interesan.<br />

La temporada seca supone seis meses de muy intensa transpiración<br />

<strong>para</strong> la masa vegetal que cubre la superficie, así como otros tantos de<br />

continua evaporación <strong>para</strong> los suelos; son estas condiciones las que<br />

favorecen la vegetación de sabana. Donde las condiciones son algo menos<br />

duras pudiera haber evolución hacia las formaciones boscosas, dada la<br />

relativamente cercana presencia de la napa de agua; por ello, los bosques de<br />

galería de los ríos móntanos y las propias matas llaneras pueden, a veces,<br />

<strong>ver</strong>se como posibilidades de un cambio en la cubierta vegetal; en realidad<br />

lo <strong>más</strong> afectado por el clima llanero son los primeros brotes de especies<br />

arbóreas y pudiera pensarse que esa barrera fuera superable de no ser por<br />

una actividad de tipo antrópico como lo es la quema sistemática de las<br />

sabanas durante el largo <strong>ver</strong>ano; esto supone no sólo una mayor<br />

temperatura, sino la destrucción directa y definitiva de di<strong>ver</strong>sas especies<br />

leñosas. Es claro que <strong>para</strong> entender cabalmente algunos de estos aspectos<br />

es necesario recordar que en el otro extremo, durante la temporada de<br />

lluvias, la situación también se hace conflictiva y las inundaciones marcan<br />

límites a la vegetación.<br />

La estación seca llanera mitiga parcialmente su ardor por la presencia<br />

de los vientos alisios los cuales, en nuestro país, soplan desde el Este, es “el<br />

viento alegre y zumbador” de Lazo Martí en su Silva Criolla pero que a<br />

veces se torna huracanado, de allí que el habitante de las llanuras oriente<br />

sus viviendas de Este a Oeste, buscando eludir su, entonces, fuerte impacto.<br />

Arvelo Torrealba supone que bajaba por el Apure, y en <strong>ver</strong>ano, cuando<br />

sintió en pecho y cara, con el de la brisa, el cuerazo del agua, el anónimo<br />

coplero que cantó aquello de “Para abajo corre el río/<strong>para</strong> arriba corre el<br />

viento...”. 5 En cambio, en la época de lluvias suele aparecer una brisa<br />

contraria a la anterior, también refrescante pues debe originarse en regiones<br />

4 Humbolt, Alejandro. Op cit. Tomo 3 p. 210.<br />

5 Arvelo Torrelaba, Alberto. Lazo Marti. (Vigencia en lejanía). Biblioteca Popular Venezolana.<br />

Caracas. 1965. P. 185

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