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Codicia, rivalidades y pugnas presidieron, pues, la poca gloriosa
conquista. Y en definitiva, es el siglo XVIII el que va a presencia la
aparición de pueblos en todos los amplios espacio llaneros y, junto con
ellos, el establecimiento de hatos de ganado. Naturalmente que esos hatos
contarán con trabajadores perfectamente adaptados a las duras tareas que
les toca realizar; no bastan tierra y ganado para fundar ganaderías, la mano
de obra también es necesaria, indispensable. Pero allí estaban los llaneros,
únicos seres capaces de someter a aquellos animales salvajes, y en un
medio igualmente indómito y hostil. Llano y llanero se forjaron al mismo
tiempo y en una misma fragua.
Nuestra tesis es que sólo entonces el Llano adquirió la fisonomía que
lo ha caracterizado, con una tendencia decididamente uniforme en toda su
extensión. Desde entonces sumó a la planitud, el clima y la influencia
decisiva y poderosa del Orinoco, la presencia del ganado y el uso
sistemático de la candela como elementos homogenizadores de la
vegetación herbácea, del predominio de la sabana sobre el bosque; pero
además en esos espacios hicieron su aparición las viviendas de bahareque y
palma, orientadas para evitar el impacto de los, a veces, huracanados
alisios, y crecieron los pueblos polvorientos y pajizos, y los caballos
enjaezados con magros aparejos y paloapiques y sogas y rejos y una música
de cuerdas y capachos y cantos que nacen con un grito alargado y
penetrante, historias, leyendas una cultura.
El Llano se incorpora a la vida colonial a principios del siglo XVIII,
en momentos en que en España se producían cambios con el acceso al
poder por parte de los Borbones. Pronto se iniciaría el despotismo ilustrado
en la península que a la larga se traduciría en reformas en las colonias
americanas, tendientes a un mayor control de la metrópoli aunado a un
aumento de la producción. Fue lo que algunos han llamado la segunda
conquista de América. 45 Luego se crearía la Capitanía General de
Venezuela (1777) a la cual se adscribirían la provincia de Maracaibo y la
de Barinas, separada de ella y con jurisdicción hasta el río Meta, territorios
éstos que hasta entonces dependían, todos del Virreinato de la Nueva
Granada. Las reformas buscaron el estímulo de las actividades agrarias,
pero en especial de la agricultura y hubo respuesta favorable, especialmente
en las zonas de Barinas y Guanare, donde se consolidó el cultivo del
tabaco. Existen indicios para pensar que las dificultades que por entonces
45 Lynch, John. Las revoluciones hispanoamericanas 1808­1826. Ariel. Barcelona. 1985.