pulse aqui para ver más información

más profundos y por consiguiente daban cabida a las crecientes y había
menos derrames, menos inundaciones y menos aguas estancadas, pero con
el andar de los tiempos, la cantidad de tierra y arena conducida por las
crecientes, y depositadas en los álveos, han levantado el lecho, y no
pudiendo ya contener las aguas, dieron lugar a mayores inundaciones, y por
consiguiente, a mayor estancación en los monte, ya viejos y abundantes en
vegetales podridos, que puestos en fermentación por las aguas las
corrompen prontamente, dando origen a la evaporación venenosa que
produce las fiebres, que tanto mal hacen al aumento y progreso de la
población de Barinas. 11
La descripción, por supuesto, se ajusta a conocimientos y creencias
de la época y la situación narrada se presta a imaginaciones y leyendas, tan
habituales entre llaneros como la que recoge Alberto Arvelo Torrealba:
¨Y cuentan que venia un hombre navegando sobre el rostro palustre
de la pradera y quiso entrar al río. Para ello removió con las manos los
empapados aluviones y abrió un canal de un metro de ancho, por donde
pasó la curiara. Por allí se descargó el Guanare del sobornal del Boconó, en
una ancho brazo que va directamente al Apure, y que en recuerdo del
canoero de la hazaña ha sido bautizado “Las Uñas”. 12
La conjunción de ambos textos nos da una clara idea de lo que
significa la errancia de los cursos de los ríos llaneros. Aún cuando Codazzi
falle en señalar causas de la malaria (muy natural, dada la época en que
escribía), nos da un esbozo de los procesos de formación de bosques,
atribuyendo al divagar de los cursos de agua un papel fundamental. Todos
(o casi) los ríos y quebradas que cruzan las sabanas forman en sus orillas
verdaderos bosques, más o menos amplios, conocidos como bosques de
galería; los ríos divagantes, en la tesis de Codazzi, pueden crearlos para
cada una de sus trayectorias, dando así lugar a verdaderas redes o tejidos de
esos bosques, que luego evolucionarían hasta constituir un solo ecosistema
selvático.
Una clasificación moderna debiera ser eminentemente ecológica.
Pudiera partirse de considerar el Llano como un macroecosistema, el cual
pudiera luego desglosarse en ecosistemas menores, y así hasta algún nivel
aceptable. También pudiera partirse de la identificación de paisajes,
convenientemente definidos, en las distintas regiones. Ellos serían tratados
11 Codazzi, Agustin. Ob. Cit. Vol.II. pp. 195­196.
12 Arvelo T., Alberto. Caminos que Andan. Barinas 1974. p. 104.