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andinas, y que se conoce, especialmente en Guayana, con el nombre del<br />
barinés. Pero son los alisios, secos y refrescantes, los capaces de mayor<br />
violencia y los que se asocian con la ausencia de plaga (zancudos y otros<br />
insectos) durante el <strong>ver</strong>ano.<br />
La distribución de las lluvias no es uniforme sobre toda la región, lo<br />
cual pudiera pensarse como un posible soporte <strong>para</strong> intentar una<br />
clasificación de las sabanas. Así los Llanos de Monagas, en el extremo<br />
oriental, presenta un cuadro de pluviosidad similar al del extremo<br />
occidental hacia el piedemonte andino, cercano a los 1500 milímetros,<br />
mientras las regiones del norte del Guárico y de las mesas orientales<br />
registran cifras menores de precipitación anual. Es normal hablar de<br />
inundaciones en los Llanos, pero conviene precisar que hoy en día es<br />
posible distinguir dos tipos de ellas; una de carácter local, pero a veces<br />
violenta o catastrófica, producto de alguna muy fuerte precipitación; la otra<br />
sería la estacional, típica de regiones bien delimitadas y que<br />
tradicionalmente se han conocido como constitutivas del Bajo Llano, a<br />
diferencia del Alto Llano que nunca se inunda. 6<br />
Las inundaciones que hemos calificado de carácter local pueden<br />
explicarse por una cada vez mayor velocidad de escorrentía superficial de<br />
las precipitaciones y una menor capacidad de retención de humedad por<br />
parte de los suelos, aspectos ambos que derivan, seguramente, de una<br />
visible disminución de bosques, entre ellos muchos de los de galería de los<br />
ríos llaneros, pero también de una urbanización progresiva y otras prácticas<br />
o técnicas uniformadoras del ambiente. Pero esto es válido <strong>para</strong> cualquier<br />
lugar de la geografía donde la modernización, urbana, vial,... haya hecho su<br />
aparición.<br />
En todo caso siguen existiendo zonas que fatalmente se inundan<br />
todos los inviernos debido a sus bajas cotas y conforman lo que<br />
tradicionalmente se ha conocido como el Bajo Llano. Estas riadas escapan<br />
al clima o lluvias locales pues solo dependen del Orinoco, son las crecidas<br />
y desbordamientos de éste, quien gobiernan el ciclo. Dicho río, es generado<br />
por una cuenca de 880.000 Km2; así, cuando su caudal crece, trata de<br />
descargar todo su volumen de agua en el mar, pero es represado por éste,<br />
especialmente en momentos en que sube la marea, y aunque se desborde,<br />
también experimenta un reflujo que lo lleva a represar a sus afluentes,<br />
cuyas aguas también se ven obligadas a retroceder y desbordarse. Esta<br />
6 Codazzi, Agustin. Obras Escogidas. Biblioteca Venezolana de Cultura 1960. Tomo I p.p 6474.