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aquí tenía que acostarme con las gallinas y <strong>para</strong>rme antes de amanecer.<br />
Coño, me ponía nostálgico . Un día me arreché y cogí el monte, "no me<br />
calo <strong>más</strong> este machete", le sacudí el sombrero a un pol<strong>ver</strong>o y me declaré en<br />
rebeldía. Vivía escondido en las matas, en la noche buscaba en una troja la<br />
comida que me dejaba el chocotero que era mi cómplice. En eso pasé como<br />
diez días hasta que el viejo decidió mandarme a capturar con unos jinetes.<br />
Me cazaron como a un morrocoy, le metieron candela a la mata donde me<br />
escondía y tuve que salir asfixiado por el humo, cuando salí al claro de<br />
sabana me enlazaron y me llevaron halado hasta las instalaciones del fundo<br />
donde me esperaba mi papá, pensé que me iba a castigar o me iba a dar<br />
unos fuetazos, pero sólo me dijo: "Apareció la bestia, usted como que se<br />
quiere cimarronear, a partir de mañana lo voy a poner en la escuela pa´<br />
quitale la mostrenquera". Así fue me metieron en una escuela que quedaba<br />
muy lejos del fundo. Me iba la tarde anterior en una mula, tenía que pasar<br />
dos caños que a veces se ponían hondos, en la noche me quedaba donde un<br />
pariente, que me levantaba tempranito y otra vez a ensillar la mula <strong>para</strong><br />
terminar de llegar a la escuela. Cuando llegaba, los carajitos que estudiaban<br />
conmigo me veían y se reían, "¡llegó la bestia !" , decían en coro. Las<br />
canillas no me cabían en los pupitres, no entendía nada lo que la maestra<br />
explicaba, sólo le buceaba un culote que tenía, esas maestras con esos<br />
culotes, no las deberían dejar trabajar, porque uno se pone bruto.<br />
Una tarde había llovido todo el día, me puse renuente <strong>para</strong> ensillar la<br />
mula <strong>para</strong> irme <strong>para</strong> la escuela. El viejo cogió una tremenda arrechera<br />
cuando supo la vaina. Me mandó a llamar y me dijo: "¡usted se va <strong>para</strong> la<br />
escuela!, sólo en la mula o lo llevo maníao". Decidí cumplir la orden,<br />
pidiendo que me cambiaran la mula. El viejo me dio su caballo de silla, un<br />
bicho brioso, lo hizo con la intención de que me jodiera, porque cuando él<br />
lo estaba amansando se cayó de la silla, dejó el pie en el estribo y lo<br />
arrastró por ese tronconero se dio el coñazo hereje con los troncos de las<br />
palmas, yo estaba cerca y tenía la posibilidad de alcanzar el caballo y<br />
detenerlo, pero preferí <strong>ver</strong> la vaina con cierto sadismo coñoemadre, porque<br />
ade<strong>más</strong> él se la tiraba de arrecho, ese incidente no se lo comentó a nadie y<br />
yo es primera vez que lo cuento. Ahora le había llegado la hora de la<br />
venganza. Me monté en el caballo y el bicho comenzó a corcobear, se<br />
apaciguó un rato y cogió paso. En el camino le cambié el freno por un<br />
alambre de púas, cada vez que se lo medio tocaba se <strong>para</strong>ba en seco.<br />
Llegué a la orilla del caño, que estaba preñado de agua, me tiré con el<br />
caballo, pero en lo que el agua le penetró en las heridas, perdió el control y<br />
nos hundimos los dos en el agua, intente nadar hacia la orilla pero la<br />
creciente era fuerte. Me dejé llevar con el agua hasta que llegué a una