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descripciones tienen para nosotros un valor relativo, pero fundamental,
pues nos sirven de apoyo. El concepto de región ha derivado en una noción
bastante compleja. A fin de cuentas cuando se piensa en regiones se está
mirando el espacio geográfico bajo cierto ángulo que permite, exige o
tolera esas separaciones; que no serán las mismas si se adopta otro ángulo u
otro criterio de clasificación. La geografía no es una ciencia estática, así
como tampoco lo es la realidad geográfica, ni la forma como el hombre
distribuye y utiliza los espacios; de allí que, modernamente, la geografía
pueda ser definida como el estudio de la dinámica del espacio
humanizado. Esperamos, a lo largo de este trabajo, ir precisando el
carácter de histórico que asignamos a los Llanos al considerarlos como
región.
Hechas estas consideraciones, que creímos necesarias, podemos
reanudar nuestro discurso intentando una descripción, a grandes rasgos, del
Llano y tratando de prestar tanta atención a lo uniforme, como a lo
variable. Podemos retomar ideas del profesor Francisco Tamayo expuestas
en su “Ensayo de interpretación biofísica del Llano” 8 . Él distingue
esencialmente tres pisos: superior, medio e inferior para intentar luego
identificar algunos paisajes dentro de cada piso. Pero antes recordemos que
los suelos de los Llanos Occidentales son recientes, aluviales y que su
principal factor limitante suele ser el drenaje. Los de Guárico son suelos
más desarrollados con medianas reservas de nutrientes. Los orientales son
aún más viejos y pobres; mientras que hacia el sur de Apure hay suelos
similares a éstos últimos, origen de médanos y dunas que sorprenden al
viajero que cruce Arauca y Cunaviche rumbo a Capanaparo y más allá.
El piso superior comprendería los respectivos piedemontes de las
cordilleras andina y caribeña junto con las mesas orientales. Zona más bien
seca, con suelos arenosos en las mesas y arcillo­pedregoso en los
piedemontes, con precipitaciones que pueden alcanzar los 1200 mm.
Anuales, pastos de aspecto xerófilo con hierbas duras como la paja saeta –
como sabanas de Trachypogon sp. Son conocidas en la literatura
especializada­ su altura anda por los 200 metros y más sobre el nivel del
mar; pero al no ser muy uniforme, acepta pequeñas depresiones que
permiten pastos más jugosos. Las sabanas altas suelen ser arboladas pero
en forma bastante irregular, siendo abundantes diversos tipos de chaparros:
corriente, manteco, cachoevenao, merey y alcornoques las especie más
frecuentes; también la palma llanera puede asociarse a esos bosques
8 Tamayo, Francisco. Los Llanos de Venezuela. Monte Avila 1972. Tomo II . pp. 46 77.