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Pero dada la extensión de estas obras y que su presencia allí que se<br />
remonta ya a unos 1500 años, aproximadamente puede uno preguntarse<br />
¿cuál ha sido su efecto sobre el medio? y lo menos que puede es considerar<br />
que ellas han contribuido a hacer <strong>más</strong> habitables nuestras sabanas al<br />
acentuar la velocidad de deposición aluvial en las zonas por ellas afectadas,<br />
pudiendo pensar que buena cantidad de esas obras, las menos elevadas,<br />
hayan desaparecido por esa misma razón. Dicho de otra manera, cabe<br />
pensar que de no ser por esas obras, buena parte de los Llanos Occidentales<br />
serían aún ciénagas o esteros de muy difícil manejo y explotación.<br />
Terminando el siglo XV llegan los europeos, pero durante los<br />
primeros años se van a limitar a merodear por las costas y establecerse en<br />
las islas, sólo después de los celebrados éxitos militares y económicos de<br />
Cortés y Pizarro penetrarán en el interior del continente; unos desde la<br />
costa oriental y otros desde el litoral coreano. Los de Oriente van tras el<br />
fabuloso país de Meta y los de Occidente buscan una salida al Mar del Sur,<br />
por donde Pizarro alcanzó fortuna. Todos van de paso tras una quimera que<br />
pronto tendrá nombre único: El Dorado. Muestran marcada preferencia por<br />
mesetas y piedemontes, huyendo del Llano bajo, anegadizo y pululante de<br />
plagas. Cada expedición termina en tragedia o desastre. Los Llanos<br />
adquieren entonces fama improductivos e inhóspitos. Así, Juan Pérez de<br />
Tolosa en su Relación de las Tierras y Provincia de la Gobernación de<br />
Venezuela, año 1546, 27 considera que los Llanos son tierras donde no se<br />
espera ja<strong>más</strong> sacar ningún fruto, señalando la abundancia de tigres y la<br />
escasez de indígenas entre los mayores obstáculos. Los indígenas<br />
representaban –claro está la indispensable mano de obra. Declarando,<br />
finalmente:<br />
“Toda esta tierra que hay desde Barquisimeto hasta el río Marañón,<br />
es tierra perdida, porque hay pocos indios, y los que hay, pobres y huidos<br />
por los montes a causa de los daños recibidos de los españoles y de la gente<br />
de guerra. En la mayor parte del camino hay muchos tigres que matan a<br />
indios y cristianos. Estos tigres son cosa peligrosa y temerosa, porque<br />
hacen sus asaltos a traición.”<br />
Aguado al narrar las correrías exploratorias de los fundadores de<br />
Mérida, es mucho <strong>más</strong> tajante y arbitrario, pues descalifica la propia<br />
calidad de la tierra. Él escribe:<br />
27 Una presentación <strong>más</strong> detallada de todo este tema de las construcciones indígenas habrá que<br />
elaborar próximamente.